Los más poderosos de España atacan al Turismo y abandonan a hoteles y agencias

España cerrará este funesto 2020 con la experiencia de que su industria que más tira del carro de toda la economía, la turística, fue atacada incluso en su peor momento por algunos de los políticos más poderosos de España, a la vez que el Gobierno ha abandonado a hoteles y agencias al desoír sistemáticamente las ayudas para salvarse reclamadas por ambos colectivos.

Todo un vicepresidente del Gobierno proclamó abiertamente que su intención era reducir el peso del turismo en la economía, y buscar unas nuevas elites como las de firmas digitales, pese a su menor capacidad para generar puestos de trabajo y la evasión fiscal que las caracteriza.

También todo un ministro de España como el de Consumo llegó a afirmar en sede parlamentaria que el turismo era un sector "precario, estacional y de bajo valor añadido", y aún tras el revuelo formado no solo por el fondo sino por la poca sensibilidad del momento en el que lo dijo, volvió a reafirmarse en sus palabras.

Las palabras de miembros del Gobierno siguieron a los hechos, puesto que mientras en las grandes potencias de todo el mundo se volcaban recursos públicos en socorrer a los negocios turísticos, afectados por unas restricciones cuya culpa corresponde a una deficiente gestión, en España no hubo ni las ayudas requeridas ni los estímulos rogados.

En países como Alemania los ERTE se extendieron hasta final de 2021, mientras en España la prórroga de octubre a enero se anunció a las pocas horas. En naciones como Italia, de su lado, se impulsaron bonos turísticos con deducciones fiscales, de las que no hubo rastro en España. Además, en la mayoría de países, se eximió a empresas turísticas de pagar impuestos cuando evidentemente no los habían podido generar en contra de su voluntad.

Las patronales turísticas Exceltur y Mesa del Turismo, la hotelera Cehat y las asociaciones de agencias de viajes fueron explícitas en las demandas que necesitaba el sector para mantener el empleo y asegurar el tejido productivo de cara a contener un desempleo disparado que acentuase la crisis económica, pero los políticos se negaron a hacerles caso y optaron por seguir con su anunciado programa ideológico de minar a la principal industria del país.

Cientos de hoteles y sus numerosas plantillas se encuentran ahora al borde del abismo, del mismo modo que la planta de pequeñas agencias también va a sufrir miles de bajas. Todo ello es fruto de un abandono que ha generado una indignación inédita en el sector, que Preferente, en estos meses, ha recogido con el fin de defender como ningún otro medio a su industria más amada, con todo el peaje que implica mojarse para denunciar a quienes embisten contra el bienestar común.

Este 2020 los profesionales turísticos han sufrido como nunca, pero al mismo tiempo, al tener no solo un enemigo sanitario sino a la vez una serie de políticos que abiertamente han querido aprovechar la crisis para oprimir a la industria, también nos hemos unido como nunca.

Así, se ha demostrado que, cada batalla que en el futuro se plantee en contra del Turismo, va a tener una respuesta de defensa inmediata, razonada y por lo tanto implacable de los representantes sociales y de altavoces comprometidos, con Preferente siempre a la cabeza, primando al bien común aún a costa de sacrificar los intereses egoístas, por duro que sea el combate y el rival.