París se tendrá que conformar durante los Juegos Olímpicos del verano que viene con observar la aguja de Notre Dame en el cielo de la ciudad, pero no podrá tener reabierta la catedral, según anunció Phillipe Jost, el director del organismo encargado de la recuperación del famoso templo francés que víctima de un pavoroso incendio en 2019.
La aguja, diseñada por el arquitecto Eugène Viollet le Duc hace poco más de cien años, se derrumbó también durante el incendio. Ya ha sido recolocada en su lugar, pero hasta el momento está llena de andamios que este verano habrán desaparecido.
Para el 26 de julio, cuando se inauguran los Juegos Olímpicos, la aguja estará visible, pero no la catedral, cuya reapertura se estima que tendrá lugar el 8 de diciembre, apenas cuatro meses después del fin de los juegos.
Ahora todos los esfuerzos están dedicados a que la catedral, si bien no se podrá visitar, sí se pueda ver de cerca desde sus tres portales y desde la calle cercana.
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