Por qué Juan José Hidalgo sigue enfrentado a José Duato

El presidente de Globalia marcó distancias con el consejero delegado de Orizonia semanas antes de que la Comisión Nacional de Competencia decidiera aplazar dos meses el dictamen de la fusión entre los hasta entonces dos grandes grupos emisores del turismo español.

Juan José Hidalgo había dado a ojo el visto bueno a la operación de Orizonia sin due diligence, por puro instinto, tal como adelantara preferente.com, muy confiado en los números que de palabra le había hecho llegar José Duato, números que no se correspondían con la realidad.

Hidalgo se fue a Dominicana a pasar las Navidades la mar de contento, al igual que sus hijos, muy felices con el aterrizaje en el Parc Bit palmesano, con el convencimiento de que todo iría bien, tanto por las previsiones adelantadas por Duato como por el desenlace de la CNC.

Pero las primeras alarmas le llegaron al presidente de Globalia al poco de estar en el país dónde dice pasar más tiempo que en España, cuando vía telefónica recababa datos  del grupo que acababa de comprar y estos no se ajustaban a la realidad, pero sin ser del todo preocupantes, eso sí.

Hidalgo, entre partida de golf, reuniones con Julio Iglesias, Ronaldo y autoridades, no estaba preocupado porque tenía las bendiciones no sólo de varios ministros, como adelantó este digital, sino del presidente del Gobierno, según manifestó tras la tormenta desatada porla CNC.

En la mente del mediático empresario seguía mullendo su posición de dominio en el Caribe con la absorción de Orbest y la retirada de Iberia, su mayoría en Mundosenior, las sinergias de Traveplan con Iberojet y los buenos contratos con TUI de la hotelera de Orizonia, Luabay.

Pero el tsunami apareció nada más Javier Hidalgo comenzara a revisar en las oficinas centrales de Palma los compromisos de pagos, no solo los de los hoteleros, sino también los leasing de los aviones, combustible, etc, sin olvidar los costes de los reajustes de los empleados.

Los números de Orizonia, los que les había facilitado Duato a su anterior jefe, no eran ni por asomo los previstos, según detectó Hidalgo jr, y es entonces cuando Hidalgo senior empieza a cantarle las cuarenta al consejero delegado del conglomerado de empresas que habían adquirido.

Hidalgo hijo, que nunca congenió con Duato, salió aún más alarmado en la segunda reunión, tras la entrevista con los directores de las distintas divisiones, pero su padre seguía convencido, con o sin due diligence, de la viabilidad de la operación, solo a expensas de la CNC.

Porque Hidalgo padre pensaba y sigue pensando que la operación habría llegado a buen puerto si la Comisión Nacional de Competencia no hubiera retrasado dos meses la decisión final acerca de la fusión, aunque ya para entonces las diferencias con José Duato eran notables.

El presidente de Globalia sostenía y sostiene que con los ingresos generados por los dos grupos de aquí al verano la operación era más que factible porque, según, él, tendría caja suficiente para hacer frente a las deudas contraídas con acreedores, proveedores y  los costes de los EREs.

Antes del fatal desenlace, Hidalgo se distanció de Duato relegándole a un segundo puesto, quedando simplemente como mero encargado de llevar a cabo la transición de un grupo a otro, cosa que no se produjo porque Orizonia no tenía recursos para los dos meses de prórroga.