Portofino, en el noroeste de Italia, es uno de los enclaves turísticos más maravillosos de Italia que, de alguna manera, equivale a decir del mundo. Como ocurre con incontables otros enclaves de interés (desde Santiago a Taormina, de Heildeberg a Valldemossa, de Amalfi a Carcassonne), está invadido de turistas. Y los locales no aguantan más. Todos los turistas buscan alocadamente sacarse una foto con la magnífica bahía de fondo, por lo que el alcalde ha dictado un bando por el que anuncia sanciones de hasta 270 euros por detenerse en el muelle portuario, sea o no para sacarse una fotografía. Es como quien pasa por delante del cuerpo presente del funeral de un famoso: un segundo y fuera.
Cualquier persona sorprendida merodeando por el muelle durante demasiado tiempo entre las 10:30 de la mañana y las 6 de la tarde se arriesga a una multa de 270 euros.
El pueblo tiene poco más de 400 habitantes, pero atrae a millones de turistas, con números que a veces superan los 10.000 al día. Esto se traduce en calles superpobladas y atascos de tráfico.
La prohibición tiene como objetivo evitar que grandes grupos de turistas se congreguen en el muelle. Estará vigente hasta que finalice la temporada, el próximo 15 de octubre.
Muy lejos de Portofino, entre Sorrento y Salerno, en la costa amalfitana, miles de viajeros, casi siempre en coche, recorren la costa en un tramo de 35 kilómetros, pese a que la carretera está muy limitada. Los municipios han aplicado restricciones por números de matrícula: automóviles con placas impares podían acceder a la carretera en días impares y al revés.
pues que se coman su bahia y los restaurantes no engañen a los turistas con los altos precios por una comida que no vale ni 5 euros