El modelo clásico de viaje que representa la turoperación se ha venido corroborando como el más sostenible para el equilibrio de los destinos, que especialmente desde el auge del turismo individualizado y el del desmadre de Airbnb es cuando ha generado los mayores malestares a los residentes.
La turoperación se ha caracterizado por un ordenado flujo de viajeros en paquetes cerrados y transportes a medida tanto aéreos como terrestres en autobús, en contraposición al modelo disparado de los últimos años con low cost y coches de alquiler que vienen colapsando carreteras y aparcamientos.
El apoyo público a los turoperadores también se vería avalado porque los puntos más saturados podrían modularse si el transporte para excursiones viene organizado previamente, en lugar de que resulte imposible de planificar, como ocurre con el viajero que va por libre.
La turoperación tiende a fomentar un turismo de mayor proximidad a su hotel, donde encuentra la mayoría de servicios que necesita un viajero, a diferencia del que se aloja en una vivienda vacacional --detraída al mercado residencial--, y que por tanto expande en menor medida su presencia física por lugar donde suelen habitar los locales.
La masificación que crecientemente se viene percibiendo desde el boom del alquiler turístico evidencia que el modelo menos perturbador para las costumbres de los residentes es aquel en el que los aumentos de flujo eran graduales y controlados, con un entorno de servicios a su alrededor planificados para el volumen previsto con los agentes que organizan a viajeros en grupos.
Por tanto, una de las claves para mejorar el bienestar de los residentes en su relación al turismo suma importantes argumentos que aconsejen el respaldo de las instituciones a los turoperadores. Ello, siempre que se venzan prejuicios que se han demostrado determinantes, como el del repudio a los hoteleros, que ha llevado a privilegiar a la vivienda vacacional, pese a sus evidentes efectos nocivos tanto para el acceso a una casa de los residentes como para su convivencia sostenible.
Y el de cruceros con visitas qué modelo es?
Si los precios de los hoteles no estuvieran tan disparatados y se adecuaran al coste real y a las posibilidades de los turistas domésticos no proliferaría el alquiler de tantos apartamentos turísticos, pero los hoteleros se quejan amargamente mientras se hacen de oro con un servicio que cada día es más malo.
No será que es más sostenible porque la mayoría de viajeros eligen viajar de otras maneras que se adaptan mejor a sus necesidades? La touroperación está en decadencia, no creo que disfrazarlo de sostenibilidad tenga mucha lógica