Con el mejor clima y la naturaleza más generosa, desde siempre Costa Rica ha sido un destino turístico merecedor de un despegue comercial que ha tardado en llegar. Parecía un país condenado a ser siempre una promesa. Pero este año todo apunta a que algo está cambiando.
En 2023, Costa Rica alcanzó los 2,5 millones de turistas. Es su récord, aunque para muchos competidores del Caribe sea una cifra insignificante. Pero un aumento del 16 por ciento sobre el año pasado e incluso un dos por ciento sobre el 2019, que ya había sido un buen año, ha servido para despertar el optimismo en el país.
El análisis de los datos es un poco más prometedor aún: 1.750.000 turistas eran norteamericanos, lo cual en términos comerciales es altamente interesante. Este es el resultado de la mejora de las conexiones aéreas, que ahora permiten vuelos directos no sólo a Nueva York y Miami, como era habitual, sino también a lugares como Sant Louis, Austin o Cleveland.
Como es lógico, dado el tipo de producto, los viajeros son en general amantes de la naturaleza, segmento en el cual Costa Rica está posicionado firmemente. Hay que tener presente que pocos países en el mundo tienen el 98 por ciento de su energía procedente de fuentes renovables, lo que es muy atractivo para el viajero.
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