Otro cambio de presidente en Renfe y el nuevo ahora ha dejado ver su proyecto: si para sus antecesores, el futuro consistía en salir fuera de las fronteras, ahora todo pasa por quedarse en casa. Renfe acusa a los ferrocarriles franceses de complicarle la vida con las homologaciones, pero en todo caso, la española sugiere abandonar el país (El plan de Renfe para acabar con el monopolio de SNCF en Francia).
Actualmente opera en Francia dos rutas, una entre Lyon y Barcelona y la otra entre Marsella y Madrid. Las autoridades galas le permiten también cubrir el Barcelona-Toulouse, pero el servicio no se ha puesto en marcha. Ninguna de esas líneas, ni las dos que ya operan, ni la que está pendiente, podrían ser calificadas como grandes negocios. Renfe tiene claro que si no entra en el tramo entre Lyon y París no tiene mucho que hacer.
Los ferrocarriles franceses son los que han de validar técnicamente la propuesta española. El cierre de mercados hoy se hace sin decirlo, aduciendo motivos técnicos, algo en lo que Francia es conocida desde siempre. Hace tres años que Renfe espera. Incluso el ministro Óscar Puente ha puesto el grito en el cielo, pero los permisos no llegan (Puente amenaza a Ouigo y carga contra el bloqueo francés a Renfe).
Ahora, según informa La Vanguardia, Renfe contempla la posibilidad de abandonar Francia y destinar esos trenes a mejorar la calidad de sus rutas nacionales en las que sí compiten los ferrocarriles franceses, por cierto, con bastante éxito dados sus precios muy asequibles.
Lo curioso es que, para las anteriores direcciones de Renfe, el extranjero era su razón de ser, su futuro, una pieza clave; ahora lo es el interior. En medio, como siempre, millones de euros perdidos.
Principio de reciprocidad y se acabó la broma. Los franceses siempre han actuado mal con España y los españoles, esto es poca cosa comparado con el refugio etarra, los decomisos y juicios a pesqueros y armadores y un largo etcétera. Malos vecinos a los que no hay que darles ni agua.