A principios de marzo, la Organización Mundial del Turismo (OMT) fue una de las primeras instituciones multilaterales que analizó qué hacer con Rusia. Entonces inició un procedimiento formal para su expulsión que no había acabado, por lo que hasta este martes, Rusia seguía siendo miembro de la entidad con sede en Madrid.
Pero este miércoles Rusia ha dado un portazo y se ha marchado.
Fue horas antes de que los miembros de la OMT votaran si continuaba o no –eran necesarios dos tercios de los integrantes–, cuando Rusia anunció su intención de retirarse de la OMT. En la práctica, como se imaginan, hasta puede que sea más económico no estar en ella. Pero diplomáticamente consolida su exclusión.
La OMT, una vez conocida la decisión rusa, indicó que el procedimiento de expulsión continúa y, de hecho, poco más tarde, la asamblea ha echado a Rusia con 40 votos a favor, 11 en contra y 40 abstenciones. Sólo han participado unos noventa de los 160 miembros. “Los países integrantes tendrán que expresarse en una votación democrática. Nuestros estatutos son claros: promoción del turismo para la paz y el respeto universal de los derechos humanos”, señaló Zurab Pololikashvili, el presidente, que es de Georgia, una región que está en un profundo conflicto con Rusia por la situación de Abjasia.
No se han difundido los países que votaron a favor de la continuidad rusa.
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