Un alto cargo de municipio de Fujikawaguchiko ha admitido que no les ha gustado nada la decisión pero que no tenían alternativa: hubo que poner un obstáculo para que el monte Fuji no se pueda ver desde el lugar porque la invasión de turistas buscando una foto era insoportable, muy especialmente porque no respetan las reglas, siempre estrictas en Japón.
Ahora se ha levantado una barrera que bloquea la vista del volcán. La barrera tiene dos metros y medio de alto y 20 metros de ancho. Se instalará la semana entrante.
“Es muy lamentable tener que hacer esto, pero se debe a que muchos turistas no respetan las normas, dejando basura e ignorando las normas de tráfico”, dijo la municipalidad.
Las vistas del volcán desde esta localidad son muy populares. En una de ellas sale en primer plano una tienda de conveniencia que está siempre abierta. No se sabe por qué hay obsesión con este enclave.
Desde el final de la pandemia, Japón ha ido recuperando sus visitantes y ahora, ayudado por la devaluación de su moneda, el yen, está nuevamente en el apogeo de su negocio turístico.
Bien hecho
La diferencia entre un País que NO necesita el turismo para equilibrar su balanza de pago y quienes ponen todos los huevos -incluidos los propios no gestantes- para argumentar un pírrico 13% de PIB y tropecientos puestos de trabajo mal remunerados y de pobre valor añadido. Cómo el cochino, los hay que gustan rebozarse en el barro.