Thomas Cook medita abandonar los paquetes de larga distancia

El consejero delegado de Thomas Cook, Manny Fontenla-Novoa, estudia que el touroperador que dirige se retire de la venta de paquetes vacacionales de larga distancia, de acuerdo con la prensa británica. El gigante turístico hará público el próximo 10 de agosto en qué consistirá la revisión de su modelo de negocio en Reino Unido que anunció tras su profit warning (recorte de la previsión de beneficios) de hace dos semanas.

La aerolínea del grupo, además, tiene previsto operar unos 1.100 vuelos sin pasajeros durante este verano con tal de acercarse a los puntos donde suba la demanda, según los dominicales ingleses. Por ejemplo, Thomas Cook desplazaría aviones desde su base en Londres hacia Glasgow, en coincidencia con el inicio de las vacaciones escolares en Escocia.

El gigante turístico británico, que cuenta con 42 aviones y vuela a 201 destinos, planea que desde los aeropuertos del Reino Unido partan 1.133 “vuelos fantasma” entre abril y octubre. Según Thomas Cook, esta cifra supone un pequeño porcentaje en comparación con las 30.000 operaciones previstas para este verano.

Con este modus operandi, la compañía se asegura captar los periodos cumbre de la demanda, según afirman sus ejecutivos. Sin embargo, algunos de ellos no está convencidos de la rentabilidad de este modelo, debido a que está “mal organizado”, en declaraciones que recogen los medios británicos.

El principal rival de Thomas Cook, el grupo alemán TUI, opera la mitad de vuelos sin pasajeros que su competidor británico, pese a tener una flota mayor.

Los otros cambios que planea Thomas Cook en su modelo de negocio se concentrarán en el Reino Unido, su mercado de origen y el que más lastra sus cuentas, frente a los buenos resultados que obtiene en Escandinavia y en Alemania. Para este año se espera que la rama británica del grupo pierda unos 170 millones de euros, frente a los 125 millones de hace un año.

Una de las medidas para cortar esta sangría sería el cese de las ventas de paquetes de larga distancia. En ello tendría mucho que ver la guerra de precios que se vive en el Reino Unido, de forma algo similar a lo que acontece en España con los paquetes hacia el Caribe.

El año pasado, la facturación de larga distancia se redujo para los mayoristas del Reino Unido entre un 5 y un 10 por ciento, mientras la competencia no dejó de crecer, con nuevos participantes posicionándose a base de precio, lo que terminó contagiando a los gigantes del sector, y finalmente lastrando sus márgenes.