Recuerdo a Matilde Torres (Catai) de la asociación de aerolíneas

Las compañías aéreas y Matilde han ido de la mano los últimos treinta años. Una mano fuerte y decidida, que no se podía estrechar sin fundamento. Una mano abierta para el análisis, y cerrada para rubricar lo que siempre sería una aventura cierta; es decir, un paso hacia delante soportado por muchos otros pasos anteriores.

Treinta años dan para muchos cambios, tanto en las personas como en las empresas; las compañías aéreas y Matilde los vivieron con especial intensidad; a veces abrumados pero siempre estimulados a seguir en el camino. El camino de 2012 en el Fitur pasado, lleno de expectativas por descifrar, al margen de los cantos de sirena y de otros cantos más oscuros y cercanos.

Era un espíritu emprendedor que no puede perderse, porque parte de él es nuestro. Aquel que intercambiamos tantas veces en las mesas de la Comisión Mixta, en la del APJC de IATA, o más privadamente en la relación comercial de la compañía con el Tour Operador, donde no hubo reunión de la que no surgiesen ideas nuevas, y retos nuevos; donde los tiempos, siendo diferentes, tendían a juntarse a más o menos plazo.

Los que sigamos viajando el tiempo que nos quede, lo haremos con sus guías en la mano; aquellas que fuimos recibiendo con la dedicatoria cariñosa, … y con alguna consideración sobre su esfuerzo por abrir los caminos de las rutas y de las frecuencias. Un lujo para viajeros en busca del alma de los pueblos y del velo de los paisajes.

En este momento desolado me quedo con una velada lejana en la Sociedad Geográfica Española, allí donde cultura y empresa se juntaban, una vez más de la mano fuerte y decidida de Matilde. Allí me quedo en el recuerdo vivo de una gran señora, con su ademán pausado y su gusto por recrear las imágenes con las palabras, desde la fuente inagotable de sus sentimientos.

Vida y muerte. Muerte y vida. Un discurso corto y un discurso largo. Volátil o consistente. El de Matilde será largo y consistente para muchos, porque a veces sabiéndolo, y a veces sin saberlo, sus enfoques serán nuestros; una forma en fin, de dar la vida.