Cada día que pasa se conoce una nueva noticia que limita la presencia de turistas en los espectáculos en los que hay animales. Un mayorista británico de escaso peso ha anunciado que suprime las visitas a los zoos en sus viajes turísticos, aduciendo que los clientes son muy sensibles con el estado de los animales.
Sin embargo, por su peso cuantitativo, lo más importante es que Thomas Cook, el segundo mayorista europeo, en la misma línea, ha decidido limitar un elevado número de sus excursiones en destino a espectáculos en los que hay atracciones con delfines y elefantes, después de que un informe publicado en el diario The Sunday Times indicara que estos no cumplen los niveles de bienestar exigidos.
El informe afecta sobre todo a animales cuya piel está dañada por el trato que reciben en cinco destinos a los que viajan los turistas de Thomas Cook, entre las que destacan la República Dominicana, Cuba o Tailandia.
Como se imaginan, estas decisiones suponen una fuerte presión sobre los tour operadores que aún mantienen sus visitas a estas atracciones y, naturalmente, implican un paso más en la política de los mayoristas de los países desarrollados en favor de los derechos de los animales, especialmente en los países más pobres.
Entre las atracciones afectadas está Ocean World, en la República Dominicana o Sealanya en Turquía.
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