Ya hace algunos años que los trenes nocturnos están volviendo a ponerse en servicio en Europa. Se debe, sobre todo, a los ferrocarriles austríacos, que han mantenido el negocio y que han creído en él, mientras el resto de los países iba cerrando más y más líneas.
Ahora vuelve el más emblemático de los trayectos, el que marcó una época y un estilo: París-Berlín. La ruta ha comenzado a ser operada con baja frecuencia, para tornarse diaria en 2024 y está en manos de tres compañías ferroviarias: lógicamente los ferrocarriles alemanes (DB), los franceses (SNCF) y, la novedad, los ferrocarriles de Austria (OBB). Hace ahora nueve años que el tren nocturno dejó de circular entre estas dos capitales europeas.
La decisión tiene mucho de política, porque hay una intención muy seria de desestimular el transporte aéreo. El ministro de Transportes de Alemania, Volker Dessin, dijo que “esta es una nueva era para la alianza de trenes nocturnos”. La reapertura será cautelosa: el servicio inicialmente operará sólo los martes, jueves y sábados desde la capital francesa y los lunes, miércoles y viernes desde Berlín.
Las razones para el resurgir del tren nocturno tienen mucho que ver con la ecología: se trata de fomentar un servicio que reduzca la huella de carbono del transporte.
Francia apuesta muy seriamente por el tren, al punto de que gastó cien millones en renovar vagones para este servicio y, además, renueva parte de las estaciones dado que se requieren instalaciones complementarias para los pasajeros.
La demanda persiste, en España Renfe dijo que los quitaba porque las composiciones eran fijas y los trenes eran antieconómicos con las plazas que quedaban vacías fuera de las temporadas pico, pero para viajes de más de 5-6 horas son una opción perfecta y más en Europa donde las conexiones internacionales son mejorables, como esas vías borregueras para el AVE entre Francia y el sur de los Pirineos, o la aventura de (no) ir a Italia en tren...