Desde hace meses, la localidad de Grindavik, al sur oeste de la capital islandesa, Reikiavik, había sido evacuada por las amenazas de una gran erupción que no llegaba. Pero este domingo fue el momento. Los pocos habitantes que habían retornado fueron nuevamente evacuados ante la erupción del volcán. La Laguna Azul, que está muy cerca, ha sido cerrada (Islandia: erupción en Grindavik tras meses de inestabilidad).
Las autoridades habían construido barreras de tierra y roca para impedir que la lava alcanzara la localidad, pero esta última erupción ha podido penetrar dichas defensas, desbordadas por la intensidad de la naturaleza.
“Según las primeras imágenes de un vuelo de vigilancia de la Guardia Costera, se ha abierto una grieta a ambos lados de las defensas que habían empezado a construirse al norte de Grindavik”, ha indicado en un comunicado la Oficina Meteorológica Islandesa.
Aunque las emanaciones de consideración, distan de los peores escenarios previstos al inicio del proceso. No obstante, la villa de Grindavik difícilmente podrá recuperar la normalidad. La zona afectada es la que está más al suroeste del país, cercana al principal aeropuerto que ayer seguía operando normalmente. Es la segunda vez en este mes que hay erupciones, y la quinta en los dos últimos años.
En la zona hay una famosa fisura parte del sistema Fagradalsfjall, que atrajo muchos turistas. Este incidente de ahora, probablemente incluso pueda aumentar el valor turístico de Islandia, siempre que no termine por afectar al aeropuerto de Keflavik, que sería el mayor riesgo para el país.
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