El valor de mercado de los gigantes turísticos tras casi dos años de pandemia muestra resultados dispares según los subsectores. Las grandes hoteleras y también las grandes agencias online ya superan con crece su tasación en Bolsa pre-covid. En contraste, tanto las aerolíneas como sobre todo los touroperadores quedan muy lejos en su capitalización bursátil respecto a marzo de 2020.
Marriott, Hilton e IHG ya superan sus cotizaciones pre-covid, mientras Accor y Meliá se van acercando. Booking también exhibe una mayor capitalización que hace dos años, de igual modo que Expedia. En contraste, navieras como Royal Caribbean y sobre todo Carnival solo recuperan la mitad de su desplome este bienio, de manera similar a Amadeus.
Pero la peor parte se la llevan las aerolíneas, con por ejemplo IAG --donde se encuadran Iberia y Vueling-- manteniendo su valoración similar a la del desplome agudo de la primavera de 2020, de igual modo que Lufthansa y Air France-KLM, debido a las ampliaciones de capital y al enorme incremento de sus deudas, que ha devaluado fuertemente la tasación de su accionariado.
Entre las low cost, Ryanair es una excepción, puesto que ya está valorada por encima de su cotización pre-covid, gracias a que el tráfico de corto radio es el que más rápido está repuntando, y a estar menos expuesta a los viajes de trabajo y a la clase business para obtener rentabilidad. Easyjet, más volcada en el segmento corporativo, todavía se halla lejos de su capitalización bursátil de febrero de 2020.
En la cola quedan los grandes touroperadores, en especial Tui, que sigue marcando mínimos que suponen la cuarta parte de lo que valía hace casi dos años, tras disparar también su deuda y tras ampliar capital en paralelo. Jet2 registra una caída menos acusada que su rival de Hannover, pese a su gran flota aérea de 100 aviones, y pese a carecer de propiedades hoteleras y de barcos.
Los inversores reflejan así su confianza por un futuro más próspero para empresas como las hoteleras apoyadas en inmuebles y sin un elevado endeudamiento gracias a que sus amplios márgenes les ha permitido gozar de cierta liquidez propia. También, para las OTAs, con una menor carga de estructura, al ser en esencia empresas tecnológicas, en unos meses en que la sociedad ha dado varios saltos en su digitalización.
En contraste, el mercado recela de gigantes que afrontarán la recuperación los próximos años con una fuerte carga de deuda, y con modelos más clásicos frente a los más innovadores. Las aerolíneas se ven castigadas por ello, pero no tanto como los touroperadores, ya que las barreras de entrada son mucho más fuertes para operar aviones que para comercializarlos.
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