El consejero delegado de Destinia, Ricardo Fernández, considera que la escalada de precios en los viajes “ha llegado a su fin”. En una entrevista concedida a El Economista, apunta que “tras constatar una inflación del 7% este verano, pero para este último trimestre todo indica que habrá un aterrizaje” (Incipiente caída de precios en el turismo tras dos años al alza).
En su opinión, el cliente “ya no puede aguantar más aumentos de tarifa”, ya que se encuentran “un 40% por encima de antes de la pandemia”. “El consumidor ha ido cambiando: el primer año aguantaba cualquier cosa; el segundo, baja el número de noches; pero ahora se plantea que no puede pagar más”.
En este sentido, avisa de que, si el incremento de precios se mantuviese en el tiempo, golpearía seriamente a la competitividad de España. “Hay lugares en España que empiezan a estar muy fuera de precio. Algunos como Ibiza o Mallorca tienen ciertos componentes aspiracionales que les ayudará a mantenerlos, pero otros van a tener muy difícil justificar sus diferencias al existir alternativas en Europa a menor precio”.
De hecho, destinos como Turquía ya están mermando la llegada de visitantes a España. “Está cobrando mucha fuerza entre los clientes británico o alemán, y eso nos está afectando”. A ello se suma que “el cliente norteamericano ha funcionado peor de lo que pensábamos, pese a que había muchas esperanzas depositadas en ellos”.
En cualquier caso, la demanda se ha mantenido fuerte. “Nos vamos a quedar muy cerca de los 100 millones de visitantes, pero quizás no lleguemos. Nunca hemos vendido tanto en junio y septiembre como este año, de modo que la temporada de verano ha pasado a ser de cuatro meses. Esto se explica con que “cada vez hay menos hoteles que cierren durante el año, y cada vez hay más destinos, como el norte, al que la gente va tratando de huir del calor”.
Con todo ello, el directivo de Destinia confía en cerrar el ejercicio en positivo pese a la evolución desigual de las ventas. “El objetivo para este era crecer al menos un 10%. Sin embargo, está siendo un año atípico, porque el primer trimestre fue espectacular, con cifras un 30% por encima, pero el segundo fue muy flojo. “A 31 de agosto íbamos un 6% por encima de 2023, por debajo de lo que querríamos, pero el último trimestre pinta muy bien”.
Los intercambios de pepinos en Oriente Medio, y la actuación decidida del Jefe de gobierno de Israel de que todo vaya a más, con el OK de EEUU, va a gestar guiones dignos de una escalada con camino a Tercera Guerra Mundial.
Los geo estrategas tienen claro que hay muchos intereses detrás para que todo vaya a peor.
Se van a disparar los precios y habrá pérdidas de empleos si todo . Petróleo lo primero.
Eramos pocos y ahorar parió la abuela...., si alguien no pone coto a este desmadre guerrero. Si no era suficiente con la inflación que tenemos, que ahora será bajita, pero todo lo que ha subido en estos dos o tres años, los precios están muy por encima en casi todo, por no decir todo, que hace tres años, y ahora si se cumplen los peores pronósticos de atacar refinerías a uno de los mayores productores de petróleo, y éste ataca a las refinerías de sus enemigos suníes, todo no se va a poner por las nubes, que ya lo están, sino por la estratosfera, y donde más se va a meter mano, no me cabe duda que serán los viajes. En cuanto a los precios turísticos, para una familia de clase media, están imposibles, los hoteles son prohibitivos, tomar un café va camino de convertirse en un artículo de lujo, ir a un restaurante, tres cuartos de lo mismo; sin ir más lejos, una comida familiar en un restaurante sin muchos lujos, más de 50 euros por comensal, y así practicamente todo. Por algo, algunas aerolíneas están tirando precios que no se veían desde hace bastantes años en esta época, lo que indica por donde van los tiros, y en el continente, más allá de los Pirineos, los precios hoteleros son mucho más comedidos que los disparatados de este país, y no solo de zonas costeras. Solo hay que ver los precios ridículamente altos de Madrid y Barcelona.