Desde luego, este no fue un domingo aburrido para los pocos venecianos que aún viven en la ciudad: todos acudieron al Gran Canal, a la altura del puente Rialto, para ver el sorprendente color verde que tenía el agua, casi fluorescente, desde luego inusual y llamativo. (Venecia cobrará 5 euros por turista desde esta primavera)
Nadie sabe qué ha ocurrido, pero la municipalidad tomó muestras del agua e inició una investigación urgente para determinar qué ha pasado. Las especulaciones sobre qué pudo suceder son abundantes. Nadie ha reivindicado el acto, si es que fue provocado por la acción humana.
La especulación más extendida tiene que ver con una protesta. No es la primera vez que alguien vierte algún componente químico a las aguas de la laguna para hacer oír su voz por algún motivo. Hace ya cincuenta años, Nicolás García Uriburu, un artista argentino, llamó la atención de todos cuando hizo algo similar a lo de hoy: vertió un líquido que convirtió las aguas en verde claro fluorescente, en señal de protesta por la degradación ambiental de la zona.
Pero han pasado muchos años y podría hoy haber otros motivos para un acto así. En todo caso, estos días tiene lugar la regata Volgalonga que, si bien no es un evento de popularidad mundial, podría haber sido la razón para que alguien llevara a cabo una protesta. No obstante, no ha habido más datos, lo cual deja esta hipótesis en el aire.
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