Elisabetta Pesce, la responsable de seguridad de la comuna de Venecia, explicó a los medios por qué desde junio de este año que empieza los grupos turísticos no podrán ser superiores a 25 personas: dice que se trata de mejorar la movilidad por las aceras estrechas de la ciudad. Esto equivale a la mitad, aproximadamente, de la capacidad de un autobús. Igualmente, ha prohibido el uso de los altavoces “porque pueden generar confusión y disturbios”.
Al margen de estas dos medidas, que son nuevas, desde este mes de abril, en 29 días específicos se aplicará una tasa de cinco euros por visitar la ciudad. Esos 29 días incluyen la mayor parte de los fines de semana (Venecia: ya hay fecha definitiva para el impuesto al turismo).
Con este conjunto de medidas, la ciudad italiana pretende regular las multitudes, estimular a que las visitas sean más largas y mejorar la vida de los residentes en Venecia que prácticamente ahora son sólo cincuenta mil personas, la cifra más baja de la historia reciente.
La entrada de grandes cruceros en la ciudad, a través del Canal de la Giudecca, al que da la plaza de San Marcos, que ya está en vigor, logró evitar que la Unesco clasificara la ciudad como en peligro, lo cual no ha variado mucho.
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