Baleares: hoteleros reclaman el fin de las fuertes restricciones de Armengol

Hoteleros de Baleares han contactado con Preferente para expresar su malestar con la ausencia de un calendario para el fin de las fuertes restricciones que el gobierno que encabeza Francina Armengol desea prorrogar desde este domingo 9 de mayo cuando finalice el estado de alarma.

A su juicio, de prolongarse varias semanas estas restricciones en los bares --de horarios, en fines de semana y la prohibición de usar los interiores--, unido a la imposibilidad de estar en la calle de once de la noche a seis de la mañana, o los atascos de gente en los aeropuertos, "será muy difícil atraer a turistas" a Mallorca, Menorca, Ibiza o Formentera.

Baleares encadena muchas semanas con una incidencia mínima de contagios de coronavirus, pero el gobierno de Francina Armengol ha mantenido las restricciones más severas justificando que el exhausto sacrificio de la gente serviría para que cataloguen a las islas como "destino seguro" desde los principales mercados emisores (Toque de queda en Baleares: exhausto sacrificio de la gente para no ser ni “destino seguro”).

Sin embargo, la imposición de estas restricciones parece infructuosa dado que potencias como la británica siguen sin incluir a Baleares en su semáforo verde para los viajes, y como ya ocurriera el verano pasado cuando se dispararon los casos en Barcelona, lo justifican en la incidencia en el resto de España, ahora con Euskadi y Navarra a la cabeza.

Los enormes sacrificios a los que el Govern de Francina Armengol está sometiendo a la ciudadanía balear, con miles de familias baleares que han perdido todo tanto en términos económicos como de salud mental, no están sirviendo para el fin perseguido, dado que depende de unos mercados emisores que demuestran aferrarse a cualquier motivo para promover los viajes dentro de sus países.

Pese a las pérdidas de libertad impuestas por el ejecutivo autonómico con el pretexto de salvar la temporada turística, casi la mitad de hoteles de islas como Mallorca, donde han tenido que volver a cerrar establecimientos estos días tras abrirlos en Semana Santa, prevén seguir cerrados un verano más ante la falta de demanda, mientras para otoño se prevé una oleada sin precedentes de quiebras y despidos.