Baleares y Fitur: ¿Habrá pajarita o más turismofobia?

La presencia de Baleares en Fitur acapara ya expectación tras el escándalo con el que se ha saldado su participación en la WTM de Londres, utilizada para propagar sus autoridades como vienen haciendo en los últimos años su deseo de querer menos viajeros en verano, o de que no están haciendo promoción y que no es necesaria hacerla al estar el destino “saturado”.

Los gobernantes baleares, que se centran en exaltar todos los perjuicios del sector sin espacio para exponer también sus múltiples beneficios para el mantenimiento de los servicios públicos y la estabilidad social, acumulan varias ferias reduciendo el espacio expositivo en los grandes puntos de encuentro mundiales del Turismo (Inglaterra alucina con la turismofobia de la cuna del turismo).

Las ferias acogen las negociaciones de un modelo turístico basado en la intermediación que por ello está más ordenado y regulado, como históricamente se ha demostrado con una touroperación que concentra sus viajeros en autobuses y en hoteles, frente a otro que va por libre y auspiciado por Airbnb con el fomento de las autoridades, caracterizado por más ‘rent a cars’ y expulsión de los residentes de los centros históricos.

Los gobernantes en los distintos niveles de Administración de Baleares encadenan años de gran contradicción entre sus palabras y los hechos, ya que pese reclamar la necesidad de menos turistas, desde su llegada al poder se han batido récords debido principalmente a su permisividad para que la oferta de plazas turísticas se haya disparado más de un 30 por ciento en poco tiempo al calor de la entrada en el mercado de decenas de miles de camas de viviendas vacacionales.

Además, a la vez que aseguran fomentar el transporte colectivo y el acceso a la vivienda, su apuesta por defender al alquiler de corta estancia ha traído como consecuencia que el acceso a la vivienda se haya complicado sobremanera para los locales al dedicarse una parte creciente de la oferta a fines turísticos en lugar de para residenciales, así como este tipo de viajero se desplaza en vehículos de alquiler en lugar de mayoritariamente en autobús como el que ocurre con el que contrata sus vacaciones mediante la touroperación.

La aparición de una foto de hace cuatro años en la WTM del líder del partido pancatalanista Més, Lluis Apesteguia, ataviado con esmóquin y pajarita en un hotel de lujo para hacer promoción turística, ha tenido amplio revuelo en las Islas tras haberse erigido la pasada semana en el principal crítico de promocionar a la isla tras haber disparado sus socios de gobierno el modelo que “satura” (Cuando iban de pajarita).

La pasada WTM, convertida en la apoteosis de la confrontación política autonómica ante la cercanía de las elecciones, hace prever que la próxima Fitur, a solo cuatro meses de que abran las urnas, también acabe por convertir al sector en el centro del debate electoral y usarlo para estigmatizarlo, pese a los desmentidos y ratificaciones que han protagonizado las máximas autoridades turísticas de Mallorca en Londres, con Lucía Escribano o Iago Negueruela con discursos y hechos contradictorios.