El sector turístico de Canarias enfrenta un serio problema por la falta de mano de obra cualificada. Según el último informe de la Cámara de Comercio de Gran Canaria y la asociación Excelcan, las empresas turísticas requieren de alrededor de 70.000 trabajadores para cubrir la creciente demanda de servicios tras un año en el que se espera alcanzar cifras récord de visitantes y gasto (Canarias: sufre la hotelería por un absentismo disparado).
Tal y como recoge Canarias7, 2024 se cerrará con más de 17,7 millones de turistas, 1,5 más que en 2023. Asimismo, el impacto económico será de 22.000 millones de euros. Es por ello que algunos expertos avisan de que esta falta de personal supone un grave “inconveniente” para mantener la buena tendencia durante la próxima temporada.
La tasa de desempleo en Canarias, situada en el 14%, contrasta con esta demanda insatisfecha. José Miguel González, director de Corporación Cinco, empresa encargada del estudio, subraya que la solución pasa por una mayor inversión en formación y políticas activas de empleo. “La especialización productiva no debe entenderse como un monocultivo; se pueden generar sinergias con otros ámbitos sin menospreciar al turismo”.
A esta problemática se suma la falta de vivienda en las zonas turísticas, lo que agrava las dificultades para atraer y retener talento. Santiago de Armas, presidente de Excelcan, denuncia que muchos trabajadores enfrentan largas jornadas de desplazamiento debido a la escasez de servicios básicos y vivienda accesible cerca de sus lugares de trabajo. “Es fundamental invertir en infraestructuras, transporte público y comunicaciones terrestres para garantizar un beneficio global”, apuntó.
El sector también reclama mayor intervención pública para solucionar problemas estructurales como la regulación del alquiler vacacional, que, según De Armas, “se ha desmadrado”, convirtiendo muchas zonas en “ciudades turísticas”. A su juicio, regular esta actividad permitiría ordenar el mercado inmobiliario y recuperar viviendas para los residentes y los empleados del sector turístico.
Igualmente, se opone rotundamente a la implantación de una tasa turística. Apunta que no se conoce aún ni “el destino específico, ni la finalidad” de la recaudación. “Resulta complicada la aplicación práctica de un impuesto que no parece razonable”.