Perplejos en el buen sentido del término. ¿Y por qué, se preguntarán los lectores? Pues porque Catalonia nos sorprende semana a semana. Nos dejó boquiabiertos a todos cuando abrió hará cosa de un mes 14 hoteles de una tacada. Fueron los primeros en reabrir, mucho antes que sus competidores.
Luego, una par de semanas más tarde, abrieron 6 establecimientos más. Y ahora, desde este miércoles, totalizan nada menos que 24 hoteles a disposición de los clientes, entre la península, islas y el extranjero. Si las aperturas de hace un mes fueron llamativas, imagínense tener operativos ahora 24 hoteles.
Ninguna otra hotelera ha sido tan valiente como la de la familia Vallet. Valientes porque no había demanda y echados para adelante porque los precios siguen siendo muy pero que muy asequibles para los diezmados bolsillos de los huéspedes. Los amigos de los Vallet fueron los primeros asombrados.
Igual tomaron la decisión de ser los primeros en abrir porque el que da primero da dos veces. O no. Lo cierto es que por las razones que sean, nos han dejado pillando moscas, que dirían en el pueblo donde nació el subdirector general de la cadena catalana, hijo de la emigración triunfante.
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