Meliá Hotels International ha centrado la apertura de nuevos establecimientos en el último año fuera de las fronteras de España. La saturación de la oferta en nuestro país y el estrechamiento de márgenes han llevado a la cadena propiedad de la familia Escarrer a expandirse internacionalmente.
El año pasado la mayor apertura de nuevos establecimientos por parte de Meliá se concentró en Croacia. La cadena mallorquina poseía 17 hoteles y complejos de apartamentos a principios de 2011 situados en la costa de Umag y actualmente cuenta con tres establecimientos más.
Y mientras aumentaba su presencia en Europa Meliá desinvertía en España deshaciéndose de aquellos activos que no consideraba estratégicos. Aunque desde la cadena hotelera explican que “la intención no es crecer internacionalmente en detrimento de España” lo cierto es que el número de hoteles del grupo en nuestro país ha disminuido en cinco en un solo año al pasar de tener 154 establecimientos en 2011 a los 149 actuales.
Pese a haberse desecho de activos Meliá sigue apostando por España donde tiene un amplio y consolidado portafolio. Eso sí, la cadena hotelera no llevará a cabo nuevas adquisiciones a no ser que “se trate de una gran oportunidad que aporte valor estratégico a la compañía”. Los intereses de Meliá pasan por hacerse con hoteles jóvenes, modernos, bien ubicados y preferiblemente del segmento Premium.
Por otro lado, este año Meliá duplicará su presencia en Reino Unido con la apertura de un segundo hotel en Londres que se unirá al Meliá White House. En concreto está previsto que esta primavera se inaugure el ME London, ubicado en pleno centro financiero y turístico de la capital británica y que ha sido diseñado por Norman Foster. El grupo de la familia Escarrer cerró en septiembre de 2010 la compra de este hotel en construcción a Anida, filial inmobiliaria del BBVA, por 133 millones de euros.
El destino de Croacia es la gran apuesta del primer grupo hotelero vacacional. Con 20 hoteles ya en cartera en ese país, las perspectivas que se le vislumbran están positivamente condicionadas por el hecho de que sea posible el acceso terrestre desde los principales mercados continentales, y que sus costas acantiladas mantienen su belleza virgen.
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