En la edición de agosto de 2011 de la revista Preferente, la primera con su actual diseño y estructura, Gabriel Escarrer hijo, líder de la mayor hotelera de España, fijaba como prioridad del turismo en el país “la reconversión integral de los destinos pioneros”.
A finales de ese año la candidatura de Mariano Rajoy se imponía en las elecciones, con un programa que en materia de turismo giraba alrededor de dos ejes, la bajada del IVA turístico y la renovación de los destinos maduros. Sobre el primer asunto el Ejecutivo hizo lo contrario de lo que prometió, y en el segundo presentó en junio de 2012 un ambicioso plan bajo las siglas PNIT.
En el apartado “Oferta y Destinos” del Plan Nacional e Integral de Turismo, que recogía la “Reconversión de destinos maduros” como una línea prioritaria, se fijaba la meta de “crear el marco adecuado para la inversión privada, transformación de los consorcios actuales, fomento de productos turísticos realmente diferenciales, financiación para infraestructuras públicas e impulso a la transformación en Destino Inteligente”. Pero ya a los cuatro meses de presentar el plan en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Joan Molas, presidente de la patronal Cehat, criticó que si el Gobierno proseguía con los recortes, la aplicación del Plan Nacional Integral de Turismo (PNIT) sería “prácticamente inviable”.
De su lado, al año de anunciarse el PNIT, en junio de 2013 el secretario general de Cehat, Ramón Estalella, volvió a incidir en que “hay iniciativas que necesitan mucho dinero y es posible que no se consigan”. Y dejando a un lado el tema dinerario, Estalella afirmó que durante el primer año de aplicación del PNIT había “luces y sombras”.
En especial, según el representante de los hoteleros, donde apenas se han dado pasos es en el asunto de la reconversión de destinos maduros. “Está todo por hacer”, dijo el directivo patronal. “No hay líneas de crédito para la reconversión de infraestructuras turísticas. El Gobierno está trabajando en ello, pero hasta el momento no ha sacado nada”. Tampoco se ha avanzado lo suficiente en el capítulo de apoyo a los municipios turísticos y, según Estalella, “lo necesitamos como el comer”.
Frustración
Ahora, el malestar empresarial se ha acentuado ante la falta de síntomas de que el PNIT vaya a poder dar los resultados esperados a final de la legislatura, según lo que ha pulsado esta revista de líderes turísticos al cumplirse dos años de presentarse el plan.
“Pensamos que desde el Gobierno podrían haberse apoyado las iniciativas autonómicas mencionadas, como las declaraciones de Interés Autonómico de Baleares, o los Planes de Mejora de la Competitividad del Gobierno de Canarias, o haber promovido otras: en nuestra opinión, el plan Renove se quedó corto en su momento, y aunque en principio, el Plan Nacional nos generó bastantes expectativas, no ha habido una iniciativa y plasmación posterior”, declara Gabriel Escarrer a Preferente.
“¿Qué ha fallado, si es que lo cree así?”, le pregunta esta revista al CEO de la mayor hotelera española, a lo que responde que “yo diría que por su propia grandiosidad, los Planes estratégicos de los Ministerios tienden a quedarse en papel, o como mucho, a acometer las iniciativas menores y más fáciles, a fin de poder presentar quick wins”. “Yo creo que el tiempo actual no es de macroplanes que en definitiva devienen inviables, sino de una actuación más “local”, con un impulso político, legal y fiscal (con un plan de incentivos a la renovación que de verdad motive a los empresarios) nacional, y que deje el resto, y la responsabilidad de implementar las reformas, a la iniciativa privada, con el apoyo autonómico y local”, especifica Escarrer.
El primer ejecutivo de Meliá alaba el apoyo del Ministerio a la industria, pues “qué duda cabe que la re-industrialización de España es importante, pero si pensamos en volumen, es el sector turístico el que puede contribuir en mayor medida a mantener la actividad y generar nuevos empleos de calidad y a largo plazo (si se le ayuda)”. “Existe un sentimiento en el sector de que injustamente, una vez más, se ‘deja’ al sector turístico a merced de las coyunturas, debido a que la evolución internacional ha sido positiva, sin pensar que, como la gallina de los huevos de oro, si no nos renovamos y nos hacemos más competitivos, en cuanto la coyuntura internacional cambie, podemos hundirnos. Si hay algo que el sector español tiene claro es que España ya no es competitiva por ‘precio’ frente a los destinos de playa emergentes: debemos competir por calidad”, expone Escarrer.
Los méritos
Los únicos avances significativos durante estos dos años y medio en la reconversión de un destino pionero han sido fruto de la iniciativa privada, y en concreto, del proyecto de Meliá en Magaluf, donde sí ha contado con el apoyo de las administraciones regionales y locales. “Los planes de reconversión de destinos maduros que conocemos hoy se estarían desarrollando en ambos archipiélagos, gracias a la involucración del sector privado y el apoyo, vía incentivos e infraestructuras de mejora, de los respectivos Gobiernos de Baleares y de Canarias, los Cabildos insulares y los ayuntamientos correspondientes”, señala Escarrer. “Así, en Baleares tenemos el ejemplo que desde Meliá impulsamos en Magaluf (proyecto Calviá Beach) en el que ya hemos invertido más de 80 millones de euros y que es posible gracias al apoyo del Gobierno balear y del Ayuntamiento de Calviá: a partir de la declaración de ‘Interés Autonómico’ y con mucho esfuerzo y enfoque por parte de todos”, explica a este medio el CEO de la cadena mallorquina. Actualmente el proyecto está en su tercer año, y Escarrer dice que “ha conseguido renovar y elevar hoteles de categoría, atrayendo espacios y marcas de ocio y restauración de primer nivel internacional, y consiguiendo reposicionar la zona, una parte de Magaluf, para clientes de mayor calidad, diversidad, y rentabilidad. Por su parte, la Administración apoya y facilita los avances, y mejora las infraestructuras y los servicios, algo que es fundamental si pensamos en términos de ‘destino’”.
El papel del Ministerio en este proyecto se ciñó al de darle un reconocimiento, eso sí, importante, concediendo la Placa al Mérito Turístico a Meliá por ello. En Canarias, Escarrer alude a que “conocemos los ‘planes de mejora para la Competitividad’ que el Gobierno de Canarias apoya en cada Isla, vía iniciativa privada + incentivos del Gobierno + infraestructuras por el gobierno y los Ayuntamientos y Cabildos, un modelo en definitiva, bastante parecido al de Calviá en Mallorca y que se desarrolla en Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria y Tenerife”.
Pero más allá de los Archipiélagos no solo los resultados han brillado por su ausencia, sino que lo preocupante ha sido la falta de iniciativa por parte del Gobierno para impulsar algún tipo de acuerdo entre las partes para renovar destinos con infraestructura mayoritariamente obsoleta.
Escarrer lo justifica en que “hay que decir que el objetivo de reconvertir destinos es siempre un plan y un objetivo a medio o largo plazo: requiere mucha coordinación normativa y administrativa, inversores (en ausencia de inversión pública hay que generar y atraer inversión privada, a cambio de una expectativa de rentabilidad y mayor competitividad) y requiere de mucha ‘masa crítica’: empresas que se unan, y un efecto ‘bola de nieve’ que vaya sumando en los destinos, a fin de que no se produzcan ‘islas’ sino una mejora integral de la oferta, las infraestructuras, la convivencia, el empleo, etc”.
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