El acoso y humillaciones a turistas en Barcelona y Mallorca que se han sucedido los pasados días están impactando en la demanda, ante la enorme repercusión mundial que supone el hecho de mostrar destinos incómodos por la saturación y la acogida negativa al foráneo (Impacto mundial de los ataques a turistas en Barcelona).
Los disparos con pistolas de agua a viajeros; el asalto en calles comerciales con disfraces de turistas humillándolos; la ocupación organizada de playas para perturbar a los veraneantes; o las manifestaciones vinculando el turismo al malestar del residente, han logrado su reconocido objetivo de alcanzar la máxima proyección en los principales mercados emisores (Alerta en el turismo español por el “acoso” a los turistas).
Estas actuaciones premeditadas están coincidiendo, no obstante, con una ralentización de la demanda con respecto a la de hace dos años, según vienen admitiendo en distinto grado hoteleros, restauradores y comerciantes.
Los dos últimos revelan desplomes que llegan al 20 por ciento en comparación con el año anterior, mientras que en el alojamiento se rondan tasas del 80 por ciento de ocupación, lejanas a las habituales en temporada alta.
Las reservas de última hora, que podrían alinear los ingresos de este verano al de los dos pasados, sufren ahora del inconveniente de que se haya transmitido dos mensajes de incomodidad para el vacacionista que desalientan los viajes a España desde el exterior, como que los destinos están desbordados y que pueden exponerse a ser tratados con hostilidad (“La turismofobia puede acarrear graves consecuencias”).
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Supongo que los efectos de las turismofobia no deberían sorprender. No obstante, resulta curioso, que tras varios ejercicios comparando cifras con las de 2019, año declarado como "sensacional", " fantástico", ahora, con números similares, todo es un "desastre"... ¿Y si fuera una estrategia con fines ocultos? En Baleares, donde ahora gobierna un partido liberal-conservador, el Pacte, socialistas y comunistas, responsable de inacción total durante 2 legislaturas, alimenta un movimiento destructivo. Los excesos no se combaten con eslóganes. Intereses creados durante décadas no parecen dispuestos a consensuar un plan estratégico a medio y largo plazo bajo el título "¿cómo nos imaginamos Baleares, desde el punto de vista turístico, dentro de 10 o 15 años?"
Para decir eso no digas nada