El turismo enseña cómo eliminar el concepto ‘precio’

Es humano que cuando uno habla de un producto haga mención al precio. Es la referencia. “¿Qué precio tiene?” es una pregunta tradicional, habitual.

Excepto en turismo. ¿Qué vale una noche de hotel o un vuelo de avión? Imposible saberlo. En turismo, el concepto precio ha muerto. Dos viajeros pueden sentarse juntos en un avión o dormir en habitaciones contiguas en el mismo hotel y pagar sumas absolutamente dispares.

Porque el turismo ha introducido de lleno el precio dinámico: varía según la demanda. El concepto tiene su importancia porque si una habitación de hotel o si una butaca de avión queda vacía, ya nunca más se puede recuperar ni un euro por ellas. De manera que la cultura del negocio ha incorporado el precio variable, que optimiza los ingresos.

Es más claro si miramos un caso concreto: pongamos que siempre se aplica la misma tarifa. Entonces los billetes de avión de los viernes por la tarde costarán igual que los del jueves o los del sábado. Pero como hay más demanda, se agotan antes. Y como se han agotado, los que no pueden viajar más que en viernes para pasar el fin de semana, no viajan. En cambio, con el precio variable, las aerolíneas suben el precio del viernes para aprovecharse de aquellos dispuestos a pagar más. Y para los otros, les baja los precios en los demás días. Así desvía viajeros a la vez que saca el máximo provecho del que sí puede.

Estados Unidos, que en esto del dinero va por delante, reporta que los restaurantes empiezan a introducir el precio variable. ¿Qué los diferencia de un hotel? Incluso Wendy, una de las grandes cadenas de hamburgueserías, tiene fecha para introducir este concepto. Algunos están en ello, otros lo harán apenas tengan posibilidades técnicas: más demanda, más precio; menos demanda, menos precio. ¿Qué vale una hamburguesa? Depende.

Lo que no era previsible es que tanto republicanos como demócratas se hayan unido en contra del precio dinámico. Porque todo el mundo piensa en cómo se encarecerá el precio máximo, olvidando que se rebajarían los mínimos. Pero no se sabe qué harán, aunque digan oponerse. El país es muy liberal y el precio es de lo más libre que hay en Estados Unidos.

El asunto está hoy en el debate público americano. Gracias al turismo.