En Cataluña hay un empresario turístico, o líder de un grupo empresarial turístico para ser más preciso, que no oculta su posicionamiento independentista: Ramón Bagó, presidente del entramado de empresas Serhs. Pero además de Bagó hay otros que, sin dar la cara como el de Calella, se han mostrado partidarios del secesionismo antes y durante y después del 'procés'.
Los ocultos, unos pocos pero fuertes, no han salido a la palestra por las consecuencias que sus posturas podrían acarrear a sus empresas y ahora se debaten en un mar de dudas ante el espectáculo bufo dado por Puigdemont. Hasta el 1 de octubre fueron declarados fervientes defensores del separatismo, pero recularon a partir de la marcha de CaixaBank y Banco de Sabadell a Valencia y a Alicante y a Palma y Madrid.
Luego se encontraban los situados en el limbo, los que no se definían, los que estaban a resultas; es decir, a verlas venir. Estos últimos, los indecisos, los manfutistas, han sido los primeros en respirar profundamente con la aplicación de un artículo 155 que ha traído la recuperación del Ibex a los momentos previos a la consulta ilegal del 1 de octubre. Son, sin duda, los más camaleónicos.
El dinero no tiene alma. Pero tiene más fuerza que los tanques, y ahí están La Caixa y Banco de Sabadell para demostrarlo. En el seno de la familia hotelera catalana más importante aún hay debate entre sus miembros acerca del independentismo, pero este ahora es residual, limitado al de uno de sus herederos y al de su cónyuge, declarada activista que no se da por vencida.
En Tarragona, el veterano hotelero no ha dado en ningún momento su brazo a torcer pese a la deriva económica y turística propiciada por el ‘procés’, por el referéndum, por el espectáculo de Puigdemont en la víspera y tras la proclamación y por la aprobación grotesca de una república catalana no reconocida. Este empresario no se pronuncia pero mantiene una posición numantina ante el desafío.
La suya, defendible o no, acertada o desacertada, es una actitud de principio y respetable, aunque no valiente por cuanto no se pronuncia como lo hace abiertamente Ramón Bagó. Este no tiene nada que perder porque en el resto de España Serhs no tiene hoteles y tan solo unas delegaciones de la división de viajes en Andalucía y el litoral costero levantino, por lo que no se juega nada.
La entrada en vigor del 155, que no ha sido tan catastrófico como ellos imaginaban, y menos de lo que suponían los dirigentes del asociacionismo patrio, y la huida de Puigdemont tras el ‘show’ del fin de semana y que ha sido muy criticada en las principales cabeceras europeas, ha hecho recapacitar a los partidarios y a los que estaban en el limbo. Eso sí, la cónyuge con pasado en Bávaro no da su brazo a torcer.
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