¿Es aceptable el chantaje político a empresarios turísticos?

Algunos que han jugado la carta del vuelo gallináceo lo pagarán. Algunos que han jugado a la equidistancia en un asunto de Estado lo pagarán. Aquellos que han jugado con el pan de los trabajadores lo pagarán. Aquellos que pretenden levantar muros en un mundo global y abierto lo pagarán.

No será la ira –justificada ante tanta felonía- del propio Estado, no. Será la ira que tendrán que deglutir y padecer de los propios trabajadores afectados cuando vean que fracturar un país que funciona es un crimen de lesa patria y un atentado a la dignidad de ellos mismos. Será la ira de emprendedores y empresarios que se juegan su dinero y su patrimonio cada día la que estallará en el rostro de los cobardes e irresponsables que se han atrevido a jugar con las cosas de comer.

Lo ocurrido en los hoteles de Pineda del Mar (Barcelona) y Calella (Barcelona), con alcaldes independentistas rabiosos, obligando a los empresarios hoteleros a desalojar por las bravas a la Guardia Civil y la Policía Nacional no tienen parangón en derecho internacional y democrático alguno. Entre otras cosas, porque los miembros de las Fuerzas de Seguridad tenían sus contratos firmados y sus estancias pagadas por el ministerio del Interior. Los directores y empresarios de esos hoteles –de los que hay que tomar buena nota porque la afrenta es a todos los ciudadanos españoles libres– han pasado a liderar el libro Guinness de los récords al aceptar chantajes y amenazas por parte de esos poderes públicos locales.

Alguno o algunos de los empresarios hoteleros que no les ha tocado pensarán aquello de “maricón el último”. Pero olvidan el viejo poema de Brech: primero vinieron a por los judíos… Yo no era judío… Luego a por los gitanos… yo no era gitano… No se engañen. Si los totalitarios ganan, ustedes serán la próxima carne para el picadillo.

La noticia, que ha dado naturalmente la vuelta al mundo, la conocen ya todos los touroperadores de Europa. Estoy seguro que habrán tomado buena nota de lo ocurrido y a partir de ahora las habitaciones y demás servicios serán mucho más baratas. Así que, mis queridos amigos, pónganse los cinturones que vienen curvas. Para muchos españoles –aragoneses, valencianos, castellanos, etc… – esa parte del litoral catalán se ha convertido ya en territorio comanche.

¿De qué van a vivir si deciden poner pies en polvorosa? ¿De las subvenciones de Puigdemont? ¿Del crédito bancario fuera del Banco Central Europeo? ¿De las limosnas de los dirigentes independentistas de esos municipios? Han jugado con fuego y me temo que se han quemado. Oryzon, la primera industria biotecnológica cotizada de Cataluña, ya reside en Madrid y pregunten a los gestores de Caixabank y Banco Sabadell cómo les va desde que empezó el quilombo separatista. Para empezar Sabadell busca comprador a toda prisa para sus inversiones hoteleras. Insisto: han jugado con llamas y se están abrasando.

JUGANDO CON EL TURISMO

Si Puigdemont consigue su objetivo –destrozar Cataluña y por ende, España– no estará ya para firmar cheques. Si Cataluña se pone fuera del paraguas español el BCE no reconocerá a ninguna entidad bancaria fuera del euro y esos ganapanes rabiosos a modo de concejales y alcaldesas no tendrán ni un maldito duro para pagar ni siquiera sus coches oficiales, sueldos y comilonas a costa del contribuyente.

Para nadie que no sea un estúpido con tarjeta de garantía puede ser un secreto que la primera industria que se resentirá –que ya se resiente– con la deriva suicida de esa élite obscena será el turismo. El turismo es algo etéreo si se quiere. Lo que no son etéreos son los miles y miles de puestos de trabajo que están en peligro de fenecer. Jaume Collboni, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, lo ha dicho sin tapujos: las reservas hoteleras en Barcelona se están esfumando a marchas forzadas. A ver si les va a pasar lo mismo que a Caixabank y Banco de Sabadell… Que viene el lobo… Y el lobo llegó.

Muchos españoles/catalanes y muchos catalanes/españoles han visto con vergüenza el tratamiento que esos municipios de Calella, Pineda y Reus han dado a los funcionarios de los Cuerpos de Seguridad. Son sus fuerzas de seguridad. Han tomado buena nota.

¿No amenazaban los de las CUP con que iba a empezar el mambo? ¡Pues el mambo ya ha empezado!