No lo dicen ni lo pueden decir, pero más de un agente de viajes británico debe de estar feliz porque su equipo de fútbol por fin perdió y quedó apeado del Mundial de Fútbol. Porque, mientras todo el país estaba pendiente de su selección, mientras las calles se llenaban de gente clamando por sus estrellas, las agencias estaban vacías y no se vendía nada.
El parón fue un poco peor porque, además, coincidió con quince días de extremo calor, que en ese país significa 25 grados de temperatura. A día de hoy, también el clima se ha normalizado un poco, de forma que el ambiente invita a la normalidad en el consumo, que es la normalidad de los países ricos.
La experiencia del pasado, e Inglaterra es prolífica en fracasos en el Mundial, indica que una vez el equipo queda descalificado, la gente se vuelca en comprar vacaciones, como normalmente. Por lo que la patronal de las agencias de viajes, la poderosa Abta, espera una recuperación del mercado. Incluso, es de esperar que haya más compras de última hora.
Victoria Bacon, directora de desarrollo de marca y negocios de Abta, dijo a la prensa especializada que “el equipo inglés de fútbol devolvió a los fans el orgullo por su selección. Por eso, se entiende que muchos aficionados prefieren quedarse en casa para seguir los partidos. Pero ahora, una vez acabado el mundial, buscarán nuevamente organizar sus vacaciones de verano”.
Las agencias y los mayoristas tienen por supuesto una cartera de viajes, avión más hotel, esperando a los clientes. Y los hoteleros de España, Turquía o Grecia siguen ahí, esperando la compra de último momento, que es un beneficio seguro en la cuenta de resultados. Para las aerolíneas, igual, el último asiento que se vende es el del beneficio final.
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