Como casi todas las grandes cadenas hoteleras mundiales, Kempinski tiene que dar un paso adelante. Y lo hace anunciando la reapertura desde ahora de sus hoteles, tras poner en marcha un estricto protocolo de seguridad en sus establecimientos, llamados “servicio de guante blanco”. Los estándares superarán normalmente las exigencias locales en materia de seguridad.
Benedikt Jaschke, el director de calidad, ha informado que “nuestro servicio será de la máxima calidad. Tenemos que darle a los clientes la absoluta confianza de la limpieza y desinfección de nuestras dependencias y ser coherentes con la gravedad de la situación. Vamos a superar nuestros niveles de exigencia”, indicó.
La cadena ha publicado y también distribuido entre sus trabajadores un voluminoso documento con las instrucciones que hay que seguir en cada hotel para respetar las nuevas normas. Un diseñador de moda italiano por supuesto, Maurel, –porque el buen gusto no hay que perderlo ni siquiera en las mascarillas– ha creado las mascarillas para los hoteles, siguiendo el patrón de flores del logo. Cada habitación, además, tendrá sus desinfectantes. Todas las áreas públicas estarán preparadas para mantener la distancia de seguridad con los demás clientes.
La cadena indica que ha utilizado estas semanas en las que sus hoteles han estado cerrados para desarrollar todo un complejo mecanismo de seguridad que le permitirá mantener tanto su nivel de calidad como enfrentarse a la epidemia.
Ahora, desde hoy, paulatinamente se reabrirán los hoteles y ya todo quedará en manos de los diferentes gobiernos que autoricen a los viajeros a visitarlos o, incluso, a viajar.
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