La costa catalana, a medio gas por la falta de alemanes e ingleses

A medida que se adentra en la temporada alta de verano, los hoteles de la costa catalana están sufriendo síntomas de desaceleración a pesar del boom de la demanda prevista para el periodo estival. Desde el mes de mayo, los establecimientos vienen experimentando una caída de las reservas que se ha agudizado en la primera quincena de julio. (El freno en Salou, Gran Canaria y Lloret es un aviso para Benidorm, Torremolinos y Tenerife)

Según informa La Vanguardia, la Costa Brava y el Maresme son las zonas más afectadas, con un frenazo considerable. En la primera, se espera una cifra de ocupación de alrededor de un 80%, lo que supone 10 puntos menos que el año pasado, mientras que la segunda apenas ha superado el 65% en lo que va de mes.

El presidente de la Associació Hotelera Costa Daurada i Terres de l’Ebre, Albert Savé, lamenta que “la cosa se ha ido enfriando y frenando, y será difícil llegar a la plena ocupación en este final de julio y agosto”. Apunta a que “mercados que respondieron muy bien después de la pandemia, como el nacional y el francés, están un poco más fríos”.

Por su parte, el presidente del Gremi d’Hotels del Maresme, Jordi Noguera, señala que “entre semana faltan muchos grupos”. En su opinión, “echamos en falta a los clientes alemanes e ingleses”.

Entre los posibles motivos se encuentra la pérdida de poder adquisitivo de los viajeros a consecuencia de la inflación y las elecciones del 23J. “Hay ciertas ganas de cambiar de destino”, indica Toni Bachiller, un empresario de Palamós que coincide en que “faltan turistas”. A ello se suma la nula aparición de visitantes de origen ruso, un mercado que “no hemos podido sustituir”.

En cualquier caso, los hoteles coinciden en que las previsiones siguen siendo “muy buenas” para lo que queda de verano. A pesar de esta desaceleración en los últimos meses, confían en que las reservas de última hora permitan “llegar a la plena ocupación en lo que resta del mes de julio y en agosto”.