Los hoteles, como muchas empresas turísticas, están adaptando los precios a las capacidades de pago de sus clientes. Igual que las aerolíneas: no cuesta lo mismo un billete para un vuelo de largo radio en un mercado con poder económico que en uno más débil.
Los clientes de los países más caros saben cómo engañar al hotel y a la aerolínea: se trata de entrar en web con una conexión a través de un servidor virtual o VPN. Nosotros normalmente entramos en la red a través de un servidor español. Sin embargo, uno puede conectarse con proveedores de servicios que tienen servidores en diferentes países y que entonces desvían nuestra comunicación para engañar al receptor.
En algunos países como Estados Unidos, se ha detectado que algunos clientes de zonas de alto poder adquisitivo como Silicon Valley, recibían precios mucho más altos que los de otras zonas de los mismos Estados Unidos. Todo se basa en identificar el IP, o la dirección desde la que se hace la consulta.
Un especialista de una revista de ordenadores, Sam Singleton, de PCWorld, afirma que en algún caso detectó diferencias de precios importantes con aumento de un 71 por ciento para alguien de San Francisco respecto a alguien de Phoenix, Arizona.
En el caso de la aviación, es muy habitual que una aerolínea del norte de Europa ofrezca sus vuelos a un destino lejano mucho más barato para los españoles que para los de su propio país. Igualmente ocurre con aerolíneas españolas. Hay documentados casos de vuelos comprados en Túnez (o con una IP de este país) en cual la clase Business para cruzar el Atlántico desde París era más barata que la clase económica desde Francia o la mayor parte de los países europeos.