La presidenta de Baleares ha mentido tres veces a Fluxá (por ahora)

La presidenta de Baleares le ha mentido tres veces en los tres últimos años al presidente de Iberostar y las tres en los estertores del otoño. La primera vez fue en diciembre de 2014, concretamente el día 17, cuando ante otros notables del turismo prometió a manteles que si “estaba en su mano” no aplicaría la ecotasa (se hallaba en plena campaña para las autonómicas). La segunda, acaeció en noviembre de 2105, en esta ocasión con la presencia de un hotelero mediano metido a editor, cuando sugirió, también a manteles, que era conveniente esperar a los resultados de las elecciones generales para reconducir las riendas turísticas con sus socios de Podemos y Mes (Turismo ya estaba en manos de los ecosoberanistas). Y la tercera, tuvo lugar estos pasados días en el pueblo que vio nacer tanto a la líder de los socialistas como al carismático empresario, Inca, cuando le ha vuelto a decir que apoya abiertamente al turismo (Fluxá la invitó al 60 aniversario de su grupo).

Tres mentiras por año y las tres se las ha creído Miguel Fluxá, tan ejemplar, glamuroso y divertido como ingenuo, bizcochable y componedor en su trato con la casta política. La presidenta de Baleares no se opuso a la ecotasa; le entregó las riendas de Turismo a Mes, los que más vilipendiaban por aquel entonces a los hoteleros y a la industria  turística en general--hoy la bandera de la batalla contra el empresariado turístico la enarbola con más ardor los de Podemos--; y nada va a hacer por reconducir las relaciones con el Sector porque no se va a enfrentar a unos socios de Gobierno que sienten aversión por el Turismo: perdería la presidencia de la Comunidad (si está dispuesta a romper con el PSOE por los pactos a los que está llegando en Madrid con el PP, ¿cómo va a ceder ante los hoteleros en detrimento de sus aliados que luchan para que no vengan más turistas?).

No sólo Fluxá creyó en la palabra de una política que nunca cumple con lo que promete salvo cuando se trata de incrementar el gasto público, sino que también lo hicieron casi todos sus colegas que se reunieron con ella. Pero a estos les mintió en dos ocasiones y al presidente de Iberostar, tres veces. Y cuando se vuelvan a ver le volverá a mentir porque Francina Armengol es mentirosa compulsiva, como la mayoría de su especie, por un lado, y es de ideas similares a las de sus socios de Gobierno—odio al PP, pancatalanista, independentista y nada partidaria del turismo de masas--, por otro. Armengol ya logró lo que perseguía en su primera reunión: que los hoteleros no batallaran contra ella en las autonómicas. Conseguido el objetivo de la presidencia de Baleares, los hoteleros y los profesionales del Turismo pueden decir misa y subir al monasterio de Lluc a pie (incluso Ferraz y los propios militantes y votantes socialistas que han ido yéndose a porrillo a Podemos y Ciudadanos).