Madrid. 06/02/09.- A pesar de que España es el segundo país en recepción de turistas, con 57,4 millones, las cadenas hoteleras extranjeras tan sólo suponen el 5 por ciento del total de la oferta disponible. La fuerte competencia de las nacionales y el modelo de negocio español se presentan como los principales motivos por los que se frena su entrada.
Con algunas excepciones, tal como indica el diario Negocio, la mayoría de los hoteles regentados por extranjeros, se encuentran en Madrid y Barcelona. En la capital de España, estas maracas acaparan el 7 por ciento de su planta de alojamiento. En 2008, se produjo la apertura del hotel Hilton, que ya estaba presente en Barcelona, Valencia, Toledo y Mallorca y para finales de este año está prevista la apertura del primer hotel de Radisson. También Marriot ha elegido Madrid para expandir su nueva enseña Edition.
En Barcelona, las cadenas extranjeras suman el 11 por ciento del total de las habitaciones ofertadas. Ahora ultiman la apertura dos establecimientos de las marcas de lujo: la asiática Mandarin y la americana W de Starwood, la firma que explota el Palace de Madrid con su marca Westin.
Desde diferentes ámbitos se señala que la presencia de firmas extranjeras aporta grandes ventajas para las ciudades en las que se instalan, ya que suponen la llegada de nuevos visitantes.
Una de las principales dificultades para la implantación de las firmas foráneas reside en el modelo de explotación de los establecimientos. Muestran preferencia por la gestión o la franquicia, fórmulas que no complacen a los empresarios españoles, más partidarios de ceder su inmueble en régimen de alquiler o venta.
En el caso del arrendamiento, el propietario obtiene entre el 70% y 75% del beneficio del hotel, el resto es para la empresa gestora. En los contratos de gestión, el porcentaje se eleva al 85% o el 90% para el dueño del mismo, y la marca que lo explota consigue entre el 10% y el 15%. La diferencia es que con esta segunda fórmula, el propietario se arriesga más, pues el beneficio depende del desarrollo de la actividad hotelera, mientras que en el primer caso se asegura una cantidad fija.
Por otro lado, las cadenas españolas suponen un freno para la entrada de las firmas extranjeras, sobre todo en el segmento de los hoteles de tres y cuatro estrellas, donde las firmas nacionales se presentan muy fuertes.
Las cadenas hoteleras extranjeras no pueden con las españolas
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