No hay un empresario en todas las Islas Canarias que salga con más frecuencia en los medios que Eustasio López y, sobre todo, que lo haga con apariciones por asuntos polémicos. Cuando no tiene un rifirrafe con Riu lo tiene con las autoridades del Gobierno vigente y cuando no es con el gigante del turismo alemán Tui es con los dirigentes políticos de los antecesores de Paulino Rivero.
Lopesan, que así es como se le conoce a este poderoso empresario -seguramente el más destacado en rentabilidad del archipiélago- está ahora en el ojo del huracán por una denuncia por connivencia con el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Jose Manuel Bravo de Laguna, el cual, según el demandante, habría dispensado un trato de favor desde el despacho de abogados que gestiona con su hija.
La denuncia del empresario Cristóbal Rodríguez Marichal hay que tomarla con cautela, por cuanto se trata de un competidor de Lopesan que se siente agraviado por el proyecto que éste va a poner en marcha cerca del centro comercial que gestiona el demandante. Pero muy claro lo tiene que tener cuando presenta una demanda tan contundente sobre la primera autoridad de la provincia de Las Palmas.
Sin entrar en las diferencias que dirimen uno y otro -los tribunales dirán si hubo o no trato de favor- lo que aquí queremos resaltar es el hecho de que Eustasio López monopoliza la actualidad empresarial de Canarias con asuntos polémicos en vez de por sus importantes logros, que son muchos. Nada que ver con otros colegas de Lopesan que apenas si aparecen en los medios con temas controvertidos.
Porque empresarios de un nivel parecido al de este emprendedor gran canario, tal cual los dueños de Loro Parque, Hospiten, Grumasa y otros autóctonos o asentados en las Islas, la mayoría de las veces, por no decir siempre, suelen figurar en los medios por su buen hacer y no por polémicas sonadas. Lo curioso también es que hasta hace poco Lopesan apenas si se dejaba ver ante la opinión pública, para bien o para mal.
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