Madrid. 9/3/09.- Los bancos se preparan para recibir una avalancha de hoteles que han caído o caerán arrastrados por la crisis económica. Tras hacer acopio de todo tipo de activos inmobiliarios –promociones de vivienda nueva, pisos de particulares o edificios emblemáticos- las entidades financieras dan ahora el turno a establecimientos hoteleros cuyos propietarios se han quedado ahogados en sus propias deudas.
Ejemplo de ello es el Grupo Jale, cuya caída ha arrastrado a su filial hotelera, dueña de ocho hoteles. Uno de ellos, el Monasterio de San Miguel, ya es propiedad del BBVA, como publica elconfidencial.com. Otro caso sonado es el del hotel de lujo Guadalpín Byblos, en Mijas (Málaga). El establecimiento ha dejado desiertas tres subastas pese a que su precio ha bajado más de la mitad respecto a los 40 millones de euros iniciales que la inmobiliaria Aifos pagó por él.
Otras muchas sociedades inmobiliarias defienden la solidez de sus filiales hoteleras aunque en realidad atraviesen una situación financiera difícil. El Grupo Hesperia intenta reestructurar una deuda de 600 millones con los bancos que contrajo al adquirir el 25% de su rival, NH Hoteles. El mercado especula con la posibilidad de que ceda ese porcentaje al Santander, extremo que Hesperia niega.
"Se espera un trasvase masivo de activos hacia la banca. Se trata de activos hasta ahora propiedad de inmobiliarios, promotores individuales de hoteles e inversores hoteleros como family offices", destaca Miguel Vázquez, consultor inmobiliaria especializado en el sector hotelero. "Cabe esperar que continúen las adjudicaciones bancarias, especialmente en el marco de los numerosos procesos de refinanciación actualmente en curso", explica.
La otra cara de esta moneda es la dificultad de los bancos en llevar adelante con éxito la gestión de los hoteles. Se trata de una gestión complicada, con un fuerte componente emocional que puede llevar a la destrucción del activo en poco tiempo si no se toman decisiones flexibles en la dirección correcta. El banco debe realizar una tarea de tutelaje de la explotación para que el valor no sólo no se destruya, sino que se mantenga o crezca.
El fenómeno no es nuevo. En 1998 Argentaria se adjudicó 47 hoteles en España por más de 300 millones. Banesto se quedó con un complejo hotelero en Alcudia (Mallorca) de 1.600 apartamentos, el Bellevue. Sólo una precisa auditoria y una gestión efectiva desde el minuto uno permitieron revenderlo a muy buen precio. El hotel Estepona Alay, en cambio, se vio negativamente afectado porque el propietario no pagó los sueldos a los trabajadores y cuando fue a entrar le recibieron con pancartas y huelgas. Sólo por eso, el establecimiento malagueño valía un 30% menos.
Los bancos se preparan para recibir una avalancha de hoteles ‘caídos’
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