“Ningún directivo de Paradores se subió nunca al velero”, han asegurado a El Confidencial desde Inversiones Random, sociedad titular del velero Adagio II que la cadena pública de alojamiento patrocinó de 2009 a 2011 bajo la presidencia de Miguel Martínez. Estas afirmaciones desmentirían las realizadas por el ministro de Turismo, José Manuel Soria, que acusó a la anterior cúpula de Paradores de tener, entre otros privilegios, una embarcación a su servicio.
Random ha explicado que el velero se utilizó únicamente para promocionar la marca hotelera y para actividades de responsabilidad social corporativa. Entre 2009 y 2011, Paradores pagó 17.700 euros anuales a los propietarios del Adagio II. En el contrato, que cita el mencionado digital, se señala que la compañía hotelera “considera interesane promover el conocimiento de su marca en el entorno de eventos náuticos con el objetivo de impactar a un cliente potencial muy afín a sus productos de alojamiento y restauración”.
Además, los propietarios han asegurado que el velero “siempre ha estado patrocinado y a precios muy superiores” a lo que pagó Paradores, rondando los 25.000 euros anuales de media. La embarcación lució el emblema de Paradores de Turismo tanto en los actos organizados por la cadena pública como en eventos en los que ésta no participaba.
Las palabras de Miguel Martínez se ven reforzadas por el testimonio de la sociedad responsable del barco. El expresidente de Paradores negó desde el primer momento que su equipo lo hubiera utilizado en ningún momento y amenazó a Soria con querellarse. El ministro también denunció públicamente que la anterior directiva de Paradores había disfrutado de ocho coches de alta gama y 12 tarjetas de crédito a su disposición.
Lo que no entiendo, es como no se informan antes de calumniar contra otras personas... sobretodo xk ni ellos lo están haciendo bien!! tiran piedras hacia fuera... a lo tonto y a lo bobo, como todo!
El ministro Soria es el menos indicado para calumniar ya que cuando estuvo viviendo en Canarias ,- hace algunos años, se vio envuelto en un asunto delicado con un empresario noruego propietario de Anfi del Mar que fue favorecido con licencias para construir hoteles.