“No dejen caer al sector turístico. Mantengamos a las empresas vivas”. Así lo ha subrayado el presidente de la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel), Jorge Marichal, durante un recorrido por algunos enclaves turísticos de Tenerife con diputados y senadores. El también presidente de CEHAT ha hecho especial hincapié en “la imperiosa necesidad de realizar pruebas sanitarias en los aeropuertos”. “No entendemos por qué no es posible hacerlo en España cuando lo hacen otros países; sin pruebas no vamos a tener clientes y caerá el invierno”, advierte.
Durante la visita guiada por el sur de Tenerife, en la que ha participado Preferente, la organización empresarial ha mostrado in situ la grave situación que atraviesa el sector turístico. El objetivo principal de este tour no ha sido otro que el de generar conciencia entre los representantes canarios en el Congreso y el Senado, con el fin de hacer un frente común que permita defender una actividad económica que genera el 35% del PIB del archipiélago (15.750 millones de euros anuales) y el 40% del empleo directo e indirecto (344.000 puestos laborales).
El recorrido, que ha partido de la capital tinerfeña, ha contado con la asistencia de representantes del PSOE, Podemos, PP, Vox, y CC. Durante el mismo, la vicepresidenta de Ashotel, Victoria López, ha advertido que, de continuar la situación, con el mercado turístico muy restringido en las islas, “el archipiélago podría elevar su tasa de paro en los próximos meses al 35%-40% de la población activa”. “Vivimos una realidad difícil de mantener” y el sector “agotado de tanta preocupación e incertidumbre”.
El tour ha incluido varios puntos turísticos de los municipios de Arona y Adeje, entre ellos un corto paseo a pie por la avenida Las Américas −conocida como Milla de Oro−, donde multitud de negocios con una alta dependencia del consumo de los turistas que habitualmente visitan la zona permanecen cerrados desde mitad de marzo. La visita ha continuado por dos establecimientos hoteleros asociados a Ashotel: Parque del Sol, que se encuentra actualmente cerrado por la situación de crisis turística, y RIU Palace Tenerife, que está abierto.
En el primer caso, el director general del establecimiento, David Piqué, ha expuesto a los integrantes de la visita que un establecimiento independiente como el suyo, con 284 apartamentos, contaba el año pasado por estas fechas con unos 450-500 clientes pernoctando al día; hoy lleva más de cinco meses cerrado. Además, de 100 empleados que tiene el hotel, en estos momentos trabajan solo 6, ajuste pese al cual el establecimiento pierde 60.000 euros mensuales. “Teníamos pensado abrir en septiembre, pero con las restricciones actuales no podemos hacerlo”, afirma.
En el segundo caso, la responsable de los servicios jurídicos y relaciones institucionales de Riu en Canarias, Águeda Borges, junto al director de Operaciones de la cadena en las islas, Sergio Lobenstein, han mostrado algunas estancias del establecimiento (una habitación y el comedor-buffet) y han explicado qué medidas de seguridad anti Covid-19 se llevan a cabo en este hotel. “Nosotros apostamos por abrir todos nuestros hoteles con un gran esfuerzo y tenemos en marcha 17 protocolos”, señala Lobenstein, quien indica que sus clientes respetan las medidas y las ven bien. La visita finalizó en el Hotel GF Victoria, Costa Adeje.
Pues hay muchos clientes que lo que están esperando es que de una vez se acabe con el alarmismo y vuelva la sensatez.
Ya se ha informado suficientemente, en exceso y atemorizado, ahora ya es momento de que se deje a la gente que asuma los riesgos que estime oportunos. El que tenga miedo es libre de quedarse en su casa en lugar de imponer penas de clausura o bozal a los demás.
Y los hoteleros están muy equivocados si creen que con medidas sanitarias del tipo de pcr, temperaturas, cuarentenas, etc van a salvar el negocio. La gente va de vacaciones a pasarlo bien, no a que le pinchen, enjaulen o sentirse como un delincuente.
Las medidas no son filas de turistas rodeados de policías. Las medidas correctas son tener hospitales con los medios adecuados y que te atienda un médico si no te encuentras bien de forma presencial en lugar de que te citen por teléfono para que le cuentes a alguien que te está dando un infarto.