El grueso de hoteles de playa españoles, tanto de la Península como de Baleares, están viviendo el mejor octubre de su historia coincidiendo con el clima soleado de un mes en el que casi todos los establecimientos han alargado al máximo su cierre hasta los últimos días de octubre.
Con la clausura en los hoteles de costa este 2017 a finales de octubre, la temporada alta se ha alargado este año en muchos casos por encima de los siete meses, de modo que de una manera histórica se espera que por primera vez en 2018 la apertura de la planta hotelera de playa pueda abarcar ocho de los doce meses del año, logrando un hito en la desestacionalización.
Cadenas hoteleras baleares confirman a preferente.com este fenómeno después de que en los años pasados fueran progresivamente alargando sus cierres a final de septiembre y hasta a principios de octubre, mientras desde la costa peninsular también cadenas como Senator ratifican que cerrarán más tarde que nunca a final de octubre con los mejores números de siempre para ese mes.
No obstante, hoteleros de primera fila aseguran al digital turístico líder que octubre tenía incluso mejores previsiones hace unos días que se han visto truncadas por la tensión política a causa del desafío independentista en Cataluña, pero que aún así los resultados de este mes van a ser los mejores de siempre, apoyados en cierta manera por el mercado nacional y con la esperanza de que esta tendencia se instale.
Los altos precios de julio y agosto también han influido de algún modo en que determinados clientes hayan optado por retrasar sus vacaciones fuera del pico de otra temporada alta record, en la que se ha confirmado eso sí el resurgir de destinos competidores como Túnez pero sobre todo Turquía, el gran rival turístico de España.
Está bien que se alargue la temporada, por los beneficios que tiene para el empleo, pero que sea a costa del cambio climático, porque nadie negará que el otoño (hasta hoy) pácticamente ya no existe, es un riesgo demasiado alto a largo plazo.