Los hoteles de Polonia vaciados por la guerra de Ucrania

Marek Czerny, del Bialowieski Hotel, en la ciudad de Bialowieza, tenía el año pasado por estas fechas un 60 por ciento de reservas, pese a que el Covid estaba azotando el país. Hoy, sin embargo, apenas tiene un 10 por ciento. Su empresa está al borde del desastre (Polonia, Rumanía y Hungría: muchos viajeros de ida y pocos de vuelta).

Bialowieza es una de las localidades en las que no ha caído ninguna bomba rusa pero que está sufriendo más la guerra, porque se encuentra en Polonia, pero en la banda de 5 kilómetros de distancia desde la frontera con Bielorrusia, que las autoridades polacas bloquearon totalmente hasta este viernes. Durante meses, sólo podían acceder los residentes, de manera que estaban sin un turista.

Las autoridades locales son conscientes del desastre económico al que se enfrentan, agravado por la ignorancia general respecto de sus problemas. ¡Quién habría de escucharlos si mucho peor están los ucranianos! Además del miedo de la gente a acercarse a la frontera, está el problema de los refugiados, que han obligado a la construcción de una barrera metálica con Bielorrusia, que asusta a los turistas.

Ahora, las autoridades de la región están pidiendo al gobierno polaco, en Varsovia, que provea de ayudas, especialmente por los daños al turismo. Porque eso es lo que tiene hoy la frontera polaca: no tiene turismo, no tiene actividad económica y no tiene horizontes.

La cuestión es que el verano ya está aquí y no hay visos de que las cosas cambien. Ni tampoco de que los medios de comunicación, ni siquiera los regionales, les hagan caso. Además, como se imaginan, nadie ve posibilidad alguna de que la guerra pueda tener hoy una fecha de finalización. A Ucrania llegan ayudas, aunque su sufrimiento sea superior, pero a Polonia no, porque sus problemas no existen. O no tienen entidad como para ser reflejados en los medios.