El CEO de Riu Hotels & Resort, Luis Riu, ha sacado su lado más emotivo para hablar de su asistente personal, José Manuel Celdrán. A través de un texto publicado en el blog de la compañía, lo describe como “mi mano derecha”, “una persona indispensable para mí” y “el colaborador más leal, eficaz y cercano”.
“Es el que hace que mis ideas y proyectos se conviertan en realidad, trasladando la información a las personas adecuadas, con rapidez y serenidad”. “Sin él, esta máquina no estaría bien engrasada”, asegura, destacando que “ha hecho malabares para que, en un mundo digital e inmediato, sea posible que mi estilo de trabajo más analógico siga siendo un éxito”.
El primer destino de Celdrán en la hotelera fue Punta Cana, como director de administración corporativa, en la década de los 80. “Esta oportunidad me llegó en el momento justo. Allí viví una segunda juventud. Al llegar me encontré con un equipazo. Trabajábamos sin mirar el reloj, pero también nos divertíamos muchísimo. Había un gran ambiente”, declara.
Pero su aterrizaje al lado de Luis Riu no llegó hasta noviembre del año 2000, sustituyendo a Paco García. A su juicio, la clave de su éxito reside en “entender que para Luis aquello en lo que está trabajando en ese momento tiene importancia máxima. Trabaja tanto, lleva tantos temas diferentes que él quiere resolver con la mayor rapidez posible para poder pasar al siguiente asunto. Si entiendes eso, organizarte con él es mucho más sencillo”.
Cuatro años después se hizo con otra gran responsabilidad: dirigir Riu Travel como jefe directo de Nuria Herreno y Mónica Morillas, quienes llevan la agencia. “Para cambiar los viejos hábitos y que todos pasaran a través de Riu Travel tuvimos que hacer un gran esfuerzo, Nuria lo pasó mal… Por eso, porque yo quería que todos entendieran que detrás de las decisiones estaba yo”.
A modo de conclusión, Luis Rui insiste en que “no me puedo imaginar a nadie mejor como asistente. Es que ni haciendo un esfuerzo le encuentro defectos, pero virtudes todas las que quieras. Es buena gente, de absoluta confianza, trabajador, eficaz… y podría seguir. ¡Lo que no entiendo es la capacidad que tiene para aguantarme!”.
Como dice su jefe, Funsi es un acúmulo de virtudes y ningún defecto. Quizá lo único malo que se pueda decir de él es que es muy goloso y que esto una vez le jugó una mala pasada. Pero no saldrá de mi teclado nada más.
Enorme profesional y bellísima persona.
Grande funsi!!! Que buenos recuerdos tengo de el en Punta Cana.