La fuerte demanda por los viajes personalizados es tan alta que hasta los hoteles han optado por apostar por las experiencias y convertirse en alojamientos de “quita y pon” para brindar a sus huéspedes vivencias exclusivas. Estos hoteles “nómadas” abarcan una duración menor a la de un año y se ubican en lugares remotos donde el huésped tiene la oportunidad de vivir una experiencia única. Thierry Teyssier es el hotelero que ha diseñado y planificado este tipo de alojamientos itinerantes bajo el nombre de "700.000 horas".
Algunos de estos establecimientos se ubican en edificios que ya existen, como las tradicionales casas japonesas cerca de Kyoto, o son diseñadas desde cero para brindar una experiencia única, como es el caso del alojamiento “Robinson Crusoe experience” en las islas de San Blas de Panamá. Además de ofrecer la oportunidad de experimentar una aventura diferente, este tipo de hoteles fomentan la conexión entre los huéspedes y la gente local.
En Salento, los pescadores de la localidad bucean con los clientes de estos peculiares “hoteles” en búsqueda de erizos de mar. Las familias de la zona también preparan fiestas típicas para que los invitados degusten la gastronomía y experimenten la cultura de la localidad (Así se adaptan los TTOO a la creciente demanda de los viajes personalizados).
Diferentes empresarios están interesados en crear una comunidad de élite para aquellos clientes más exigentes con la intención de brindar el acceso a lugares privados, como poder dormir en una reserva natural en Namibia o residir durante unos días en una casa de verano de los años 40 en la famosa playa de California, Venice Beach (Un nuevo pequeño nicho: los que viajan buscando el origen de su ADN).
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