El nombre de la cadena Pabisa ha estado estos días muy presente en los medios de Mallorca y en algunos de la Península y no precisamente en sentido positivo. Esta hotelera de muy corta vida y basada en la Playa de Palma es propiedad de dos hermanos del interior de la Isla, uno de los cuales fue detenido por distintas irregularidades.
Pabisa ha ido adquiriendo prácticamente un hotel por año desde que hace cinco los hermanos Pascual decidieran incursionarse en el mundo de la hotelería. Dos de los cuatro establecimientos con los que cuenta esta pequeña cadena, el Bali y el Chico, fueron comprados al principal grupo hotelero de la zona, Riu Hoteles.
El origen del dinero de los Pascual es el mundo de la noche, en concreto el de las discotecas, al igual que el de otra cadena de reciente creación en Mallorca y que pertenece al Grupo BCM. La sociedad propietaria de Pabisa es dueña, asimismo, de una parcela en la Playa de Palma donde tienen proyectado un hotel a corto plazo.
Uno de los hermanos Pascual, Miguel, fue detenido el pasado 24 de febrero en el marco de la operación que investiga una supuesta trama de corrupción en la Policía Local de Palma. Al parecer habría pagado sobornos a agentes a cambio de recibir chivatazos de inspecciones y otros tratos de favor. El empresario de 67 años, que quedó en libertad tras pagar una fianza de 125.000 euros, está imputado por delitos de extranjería, cohecho, grupo criminal, prostitución y abusos sexuales.
No son, por tanto, hoteleros al uso, aun cuando estén dados de alta en la Asociación Hotelera de la Playa de Palma e incluso en la Fundación de Turismo del Ayuntamiento palmesano. Pero los colegas de la zona no los ven con buenos ojos. Los consideran unos intrusos “que lavan su imagen haciéndose hoteleros”, indica un veterano empresario.
El caso de Pabisa no es único en el mundo de la hotelería, pues los hay en Canarias, en el Levante y en otras zonas de España. Algunos han llegado aún más lejos al cruzar el charco. Los excesos que han cometido y cometen no han de ser extrapolables y no han de servir a los anti hoteleros como excusa para sus ataques sin fundamento al principal colectivo.
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