El principal legado político de los pasados ocho años es la pérdida de identidad de Palma a causa de una errática gestión turística. Hace una década los residentes se sentían como una mayoría al pasear por sus calles, y hoy ocurre lo contrario (Los hoteleros celebran la derrota de Armengol: “Muchas barreras y poca gestión”).
La medida decisiva que explica este viraje es la de haber promocionado el alquiler turístico. Las autoridades consideraron entonces que aquello era perjudicial para los hoteleros, y el problema vino de que el odio a este colectivo les cegó de que impulsar el citado modelo todavía sería más nocivo para el conjunto de la sociedad. Con ello, una parte muy destacada del parque residencial pasó en poco tiempo al uso turístico, provocando un súbito y agudo encarecimiento de la vivienda (Baleares: el alquiler turístico se come el parque residencial).
Algunos mallorquines aprovecharon para vender, a la vez que otros han tenido que ir contemplando opciones fuera de la isla para poder pagarse una casa. Los extranjeros se lanzaron a comprar viviendas, tanto para ellos como para alquilarlas ante el lucrativo negocio que se abría. Y los peninsulares que se instalaban en Baleares para trabajar en turismo vieron que no les compensaba su sueldo en relación al nuevo precio del alojamiento.
Así, la mano de obra para el sector ha pasado de una clara mayoría de españoles a otra extranjera, con una mezcla de personas de todos los continentes, desde América a África y Asia. Los peninsulares vinieron siendo en las últimas décadas el grueso de la fuerza laboral turística en la isla, integrándose en la cultura gracias a estar más cerca de ella en forma de vida y creencias. La sociedad estuvo por lo tanto más cohesionada, sin apenas problemas de convivencia, con matrimonios entre locales y emigrantes, y todos bajo un proyecto común.
La nueva sociedad surgida desde la alfombra roja al modelo Airbnb es una más desunida, debido a una suma de culturas sin un nexo entre ellas, y viviendo en guetos por el extrarradio de la ciudad con poco contacto los unos con los otros. De otra parte, en el casco antiguo los turistas del norte de Europa han ido haciéndose cada vez más mayoritarios, con el mencionado fruto de desnaturalización de lo que históricamente ha conformado la personalidad y solidaridad entre palmesanos.
La situación, por tanto, no permite ni fáciles ni rápidas soluciones para los nuevos gobernantes. En Palma, la cuna del turismo, existen unas 500 viviendas vacacionales regladas, pero en las plataformas se contabilizan unas 6.000. Por ello, junto al aumento de las inspecciones, las otras dos medidas para revertir el trasvase del parque residencial al turístico pasan, de un lado, por estímulos fiscales para aquellos que alarguen la duración del alquiler, y de otro, por penalizaciones a quienes mantengan al inquilino turístico, a fin de que les salga casi igual de rentable la renta de larga estancia que la de corta. Estas tres serían las decisiones con un impacto más directo en rebajar los precios.
Las casas del centro cuentan con cada vez menos densidad ocupada, al dedicarse al lujo, mientras que en las del extrarradio viven en muchas de ellas incluso más de diez personas, como suele ocurrir con el que llega de otro continente. Este desequilibrio es una anomalía en lo que ha caracterizado al crecimiento paulatino del turismo en Mallorca desde los años 60, sin que hasta hace un lustro comenzase a hablarse con la intensidad actual de saturación. Una masificación perceptible tanto en las calles como en carreteras y aparcamientos, debido al boom de coches de alquiler que es más común en el turista de Airbnb, en lugar de los autobuses del viajero que elige al turoperador.
Las obsesiones idiomáticas en hospitales y escuelas también han contribuido a expulsar a peninsulares de las islas. Asimismo, la falta de mentalidad democrática de las autoridades, proclamando incesantemente su superioridad ideológica pese a representar a la totalidad de sus habitantes, tampoco ha ayudado a la cohesión y a mantener la identidad local, tanto en las ciudades como en los pueblos de interior.
Los nuevos trabajadores de cocinas de hoteles o de limpieza y mantenimiento solo han podido costearse su estancia gracias a compartir casa con bastantes personas. Los peninsulares, en cambio, tienen la alternativa de quedarse en sus lugares de origen manteniendo una densidad más baja en sus propias viviendas. Así se explica el viraje en la identidad isleña, que no puede compararse al de capitales multiculturales como Londres o París, donde los inmigrantes aterrizan bajo un paraguas cultural histórico, y donde sumados no alcanzan a ser una mayoría tan amplia como en Palma, y menos en tan poco tiempo.
Ahora, una nueva forma de hacer política, ante una oleada del centroderecha menos dogmática que la que está de salida en los gobiernos regionales y municipales --con radicales en primera línea de mando--, va a tener como principal misión recuperar la identidad y el orgullo perdido. Se acaba así el matonismo de quien amenazaba a los hoteleros con inspecciones laborales si no se alineaban con sus objetivos políticos. Y las federaciones ahora sorprenden, al apenas haber tardado de posar con ellos, a exigir que se les consulte al responsable de Turismo.
Pero lo más llamativo es que la gran artífice del descalabro electoral de su partido, y del destrozo en los lazos que unían a su sociedad, en menos de dos meses va a volver a encabezar una candidatura, con uno de sus focos en los resentimientos de la Guerra Civil, aunque tanto sectarismo se haya demostrado letal para la mejora de la convivencia de sus gobernados en los últimos ocho años.
El problema de los fondos de inversión arrasando el mercado residencial para "revalorizarlo" como alquiler turístico ha ocurrido en todo el mundo, no sólo en las Baleares, y en ningún lado ha importado un carajo si los políticos hablaban mal o bien del pelotazo.
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Ahora creo que podemos esperar sentados a que el PP le diga al señor BlackRock que abandone su inversión sin que primero se colapse la rentabilidad por falta de turistas... cosa que por supuesto no será por los 300 euros más al mes de la cuota de hipoteca con el Euribor por las nubes, sino porque gogernaba el PSOE.
Menos bulos para indultar al PSOE porque Blackrock apenas tiene pisos en Palma….
Yo vivo en la Plaza Mayor de Palma y me parece que es todo lo contrario a lo que escribe, en los ultimos años el turismo vacacional en todo Palma esta prohibido y la multa es de 60000€, que no es poco, y el mismo año que lo prohibieron icieron una moratoria y todos los hoteles de la playa de Palma subieron dos alturas, si he dicho bien DOS alturas los hoteles. De esas miles de habitaciones y de los cruceros viene la masificacion en el centro de Palma.
Cuando no hay cruceros se está de lujo.
Me encantó el artículo y muy cierto.
Excelente artículo. Muy de acuerdo
Muy buen análisis. Comparto el contenido del artículo en su totalidad. El problema es que difícilmente se podrá revertir el daño hecho por Armengol & Co.
Los hoteleros y los de la asociación de alquiler turístico dando saltos de alegría porque se acaba el "intervencionismo" lo que equivale a decir que esperan poder volver a hacer, unos y otros, lo que les de la real gana. Mientras tanto, los mallorquines quejándonos de que se están cargando la isla y que hay muchos atascos. La primera medida eliminar el proyecto del tranvía. La segunda, la limitación a 80 de la via de cintura. Genial, cuando estemos parados en un atasco, seremos felices viendo una señal de 120....
Y en cuanto a lo del guerra civilismo...pues a nadie le gusta tener familiares en fosas comunes, y si solo se habla de los de un bando, es porque todos los del otro bando ya fueron exhumados por el gobierno de la dictadura. Qué en su afán patriótico y reconciliador, sólo dio cristiana sepultura a sus mártires, mientras qué e dejó que los del otro bando se pudiesen en fosas comunes
Quien se crea que con la ultraderecha en el poder van a volver los alquileres de pisos a familias por 450 euros es que se merece todo lo que le pase.
Bulos fuera por favor
Primero que la ultraderecha no va a gobernar, a diferencia de lo que ba ocurrido con la ultraizquierda y el rupturismo del país estos 8 años
Y segundo, que cuando gobernaba la derecha precisamente lo que se pagaba de alquiler eran esos 450 euros
Ultraderecha…. La misma pantomima del sociópata de moncloa. “Miente, que algo queda…”
Armengol, sectaria y deslumbrada por todo la catalán, gobernó de espaldas a quién le pagó y obsesionada con cargarse el turismo sin instalar antes industria.INUTIL
Y ahora vendrán estos y regalaran la isla a los hoteleros y fondos de inversión y los trabajadores cada vez mas pobres
Todo segun los hojos que miren.
DAMOS POR HECHO K "NA FRANSINAINA" K SE KIERE POSTULAR EN EL CONGRESO COMO REPRESENTANTE DE MALLORCA DEBERA HABLAR EN CATALAN EN MADRID PARA DEMOSTRAR K SIGUE FIEL A SUS IMPOSICIONES LINGUISTICAS.
O POR EL CONTRARIO SE VERA K EL SILLON O EL PODEROSO DON DINERO SIGUEN SIENDO UNA META K AMBICIONA DE FORMA MUY POCO DIPLOMATICA.
SE ADMITEN OPINIONES DE COMO HABLARA EN SU NUEVO CARGO.
Cuando empezé a verlo me lo imaginé, nunca ke vi de sentido común, hay están las consecuencias.
Los mallorquines sabemos que la pérdida de identidad de Palma empieza con el boom turístico de los años 60, y no precisamente por culpa de los turistas que venían a la isla, si no por las decenas de miles de gentes que vaciaban una España sin futuro y emigraban a un lugar donde empezar de nuevo. De esos polvos, estos lodos.
Si tenemos que esperar a que el"centro"derecha gobierne en connivencia con la ultraderecha que representa VOX, los mallorquines tenemos un futuro muy negro, ya que la identidad de Mallorca será la misma que la de las 3000 viviendas de Sevilla.
El problema comenzó cuando las agencias de viajes dejaron de controlar al turista.
Antiguamente el cliente era reconducido desde sulefada a su salida hoy por libre es un verdadero desmadre, los cruceros también tendrían que ser reconducidos y dispersarlos por todos lados , no solo en una misma zona.. es una cuestión de reorganización y de cabezas pensantes.
Todos los hoteleros y gente que estamos trabajando por y para el turismo,sabemos que esta gente,son mallorquines de colmillo retorcido,y unos sinverguenzas de cuidado.Las normas y prohibiciones para nosotros,y para ellos la vidorra padre,faltaría más.Son socialista de pacotilla y no tienen ninguna formación para decidir nada.Solo hacen patria barata,y les importa nada que la gente no tenga trabajo.Ll arreglan dando limosnas a los trabajadores para que callen.
Y la avaricia de los mallorquines, dispuestos a todo para sacar dinero, rápido, fácil y sin dar no golpe.