Se espera el invierno con más quiebras hoteleras de la historia

Los grandes líderes de la industria turística transmiten a Preferente su vaticinio de que el próximo invierno puede ser el de más quiebras de empresas hoteleras de la historia. El rebote que se prevé para el verano será de un porcentaje sin precedentes, pero desde una base mínima, y muchas empresas que fiaban su supervivencia a la temporada alta, probablemente vean incumplidas sus expectativas por tres motivos como son la caída del volumen, el cambio de gustos de los clientes y las nuevas formas de comercialización.

Un buen número de empresas turísticas con una situación financiera frágil han logrado sobrevivir este pasado año gracias a las ayudas públicas como los ERTE, que ahora sostienen unos costes reducidos. No obstante, la retirada de estas medidas en unos meses les imposibilitará mantener sus gastos estructurales reales, y ante este escenario de insolvencia, los bancos previsiblemente forzarán cambios en proyectos sin viabilidad.

El fuerte repunte en las reservas desde los principales mercados se está repartiendo de forma desigual, pues las cadenas con canales de venta más potentes están confirmando una mejor cifra de compra anticipada frente a las dependientes de las vías más tradicionales. El alquiler vacacional ya alcanza cotas mucho más elevadas de ocupaciones y también de precios, lo que anticipa que al descenso del volumen de turistas este verano respecto al de 2019, habrá que añadirle que la cuota que vayan a hoteles será más reducida.

Este cambio de gustos de los clientes se ha acelerado durante el año de pandemia, pues la demanda tiende por productos más adaptados a las estancias más largas, al teletrabajo y a una mayor sensación de calidez en el alojamiento. Muchos hoteles, no obstante, mantienen sus oferta sin reformar, y van a tener difícil recibir créditos para reconceptualizarse al haber llegado financieramente exhaustas al fin de la crisis sanitaria.

Los canales de comercialización tradicionales también se espera que vean reducida su cuota respecto al total de años anteriores, ya que la sociedad se ha digitalizado este pasado año a pasos agigantados entre todas las capas generacionales incluidas las de más edad. Además, las low cost van a dedicar presumiblemente una mayor parte de su flota a rutas vacacionales, a costa de quitar frecuencias de las de trabajo, ante la caída de los viajes de empresa.

Los hoteles más dependientes de los turoperadores, en consecuencia, serán los que se vean más resentidos, ya que las grandes mayoristas, especialmente las alemanas, desviarán el grueso de sus clientes a sus propios hoteles, como viene revelando ‘Desarrollo’. Asimismo, muchos establecimientos llegarán tarde a digitalizar sus canales de venta, y con poca capacidad de inversión en tecnología por el cierre del grifo bancario que se anticipa para el sector en los próximos meses (Los hoteles más dependientes de la turoperación son los más amenazados del vacacional).

Así, una reconversión financieramente casi imposible; un vuelco en la forma de comercializar; un giro en los gustos del cliente, y en definitiva, ante una oferta hotelera que va a encadenar dos años con un tamaño muy por encima de la demanda, el escenario previsible es que una vez salvado este desajuste el pasado año gracias a las ayudas públicas y por el colchón de los anteriores, ningún invierno como el próximo reunirá más condicionantes para acaparar más quiebras hoteleras que cualquier otro, ante lo cual los fondos de inversión se frotan las manos.