El pleno municipal de Sevilla aprobará una nueva regulación para frenar la expansión de las viviendas de uso turístico. Tras varios meses de debate, y tras conseguir el apoyo de Vox, el Ayuntamiento que dirige José Luis Sanz, ha decidido que estos alojamientos no podrán superar el 10% del total en los barrios de la ciudad (Sevilla, ahogada por los pisos turísticos como Mallorca, Málaga y Alicante).
Según informa El Español, se trata de una decisión que responde a las quejas de los vecinos sobre las molestias generadas por el turismo masivo. Así, en zonas como el Casco Histórico y Triana, no se permitirán más viviendas de este tipo. Igualmente, se contempla introducir ajustes a futuro, dependiendo de la situación en cada barrio.
La propuesta ha sido recibida con críticas por parte de la oposición. El PSOE y Podemos-IU defendían la aplicación de una moratoria en lugar de una regulación inmediata, alegando que fijar un límite permitiría la creación de hasta 23.000 nuevas viviendas turísticas en los barrios periféricos, lo que podría encarecer aún más los precios del alquiler en la ciudad. No obstante, el concejal de Urbanismo, Juan de la Rosa, ha descartado esta cifra y asegura que, como máximo, se añadirán 7.000 nuevas viviendas.
De igual manera, el Ayuntamiento ha anunciado también que reforzará el control sobre las viviendas turísticas ilegales, una labor que ya ha dado frutos con la suspensión del suministro de agua a seis pisos sin licencia el pasado mes de septiembre. Esta iniciativa se suma a otras medidas para mejorar la convivencia, como la instalación de señales en zonas turísticas y el endurecimiento de las normas de limpieza en barrios como Santa Cruz (Sevilla cortará el agua a las viviendas turísticas ilegales).
Por su parte, la Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos (AVVA Pro) ha expresado su firme desacuerdo con la medida, calificándola como una “solución parcial” que no aborda el problema de fondo. Considera que los límites no deberían ser uniformes en toda la ciudad y sugiere que, en lugar de reducir el número de viviendas, se debería controlar la cantidad de plazas ofertadas para frenar la masificación.
Fuera todas
Parecer que se hace algo para que todo siga igual, más viejo que el comer.