Simón Pedro Barceló lleva un año sin pronunciarse sobre la delicada situación por la que atraviesa el turismo español, sin expresar su punto de vista autorizado sobre el momento que vive el Sector. El copresidente de uno de los grandes grupos turísticos del mundo enmudeció con la llegada de la pandemia.
Nada que ver con otros herederos que timonean corporaciones de alto nivel como Escarrer junior y Abel Matutes junior, quienes, muy activos en Twitter, no han tenido reparo a la hora de emitir sus opiniones sobre la actuación del Gobierno central respecto a su nefasta gestión en materia turística.
Hasta la siempre comedida Carmen Riu, poco expuesta a los medios, ha expresado su juicio sobre la gestión del Ejecutivo de Sánchez, y ahí están sus declaraciones sin tapujos en Actualidad Económica. Unas manifestaciones rotundas y calificadoras.
El mutismo de Simón Pedro Barceló llama poderosamente la atención porque se trata de un empresario que nunca se mordió la lengua, que se ha venido prodigando en los medios y que participaba sin complejos en múltiples foros.
Los Barceló nunca rehuyeron la pelea y en su lucha por las libertades y por la defensa del sector turístico llegaron a crear un diario, El Día de Baleares, luego fusionado con El Mundo en su edición balear. De ese ardor no queda nada.
En este año en el que todos los notables se han significado y participado en foros, webinars y entrevistas, el hijo del histórico Gabriel Barceló sólo ha estado presente en la cumbre de la CEOE, mismamente como el dueño de Air Europa y hoy socio suyo Juan José Hidalgo.
Otro empresario de renombre como es Miguel Fluxá, nada guerrero en asuntos políticos, cogió papel y lápiz en el mes de agosto y se marcó un artículo que dio la vuelta al mundo al combinar seny y valor a la hora de cantarle las cuarenta al Gobierno de Sánchez e Iglesias.
La cadena hotelera del grupo de los primos Barceló es la menos endeudada de las de España—ellos dicen que tienen deuda cero— y recientemente ingresó la friolera de 165 millones de euros por la venta del mítico hotel Formentor.
ande yo caliente