La gran amenaza a corto plazo que para el turismo supone la quiebra de Thomas Cook se ubica en las pequeñas hoteleras con gran dependencia del touroperador desaparecido, que en el caso de llegar a cobrar las deudas pendientes se estima que sería en un año o dos, lo que les crearía un grave problema de liquidez que podría llevarlas al cierre (Mallorca perderá 25.000 turistas en octubre por la quiebra de Thomas Cook).
En este sentido, el presidente del Grupo Iberostar, Miguel Fluxá, que fue quien lideró una tentativa para intentar salvar a Thomas Cook, ha pedido al Gobierno, “a través del ICO o a través de alguna institución financiera”, que “apoye sobre todo a los hoteles pequeños porque tienen menos recursos y menos contactos comerciales para poder sustituir a Thomas Cook”.
“Tengo una preocupación importante con los hoteles pequeños que han trabajado históricamente con Thomas Cook, que son los que van a tener serios problemas. El Gobierno debe centrarse en apoyar a estas empresas para poder suavizar este tipo de problemas, porque ello asegurará puestos de trabajo y continuidad de las empresas”, señala en sendas entrevistas con periódicos mallorquines este jueves (Thomas Cook: los hoteleros meditan sacar ofertas).
El presidente del PP balear, Biel Company, pidió al Govern autonómico que, “ante una situación tan excepcional suspenda temporalmente la ecotasa para incrementar la competitividad y favorecer que vengan más turistas a las Islas”, al tiempo que reclamó también la habilitación de líneas de crédito especiales para todos los afectados, con una línea específica para pymes.
De su lado el portavoz del partido pancatalanista Més, Miquel Ensenyat, aseguró que la quiebra de Thomas Cook “reafirma lo que siempre decimos: tenemos la necesidad de diversificar el modelo económico”, y censuró la postura del Gobierno británico que con su “política neoliberal” ha provocado la quiebra de la empresa, aunque luego declaró que "tienen que rescatarse trabajadores y no hoteles", ya que “el Estado no puede repetir aquello de rescatar bancos en lugar de rescatar personas".
Fluxá aseguró de su lado que en "un día conseguimos captar la aprobación de 100 millones de libras para que fueran pasados de deuda a acciones de Thomas Cook, que es lo que nos pedía el CEO de la compañía, Peter Fankhauser. Pero los bancos exigían en total 200 millones de libras, entre ellos el Royal Bank of Scotland y el Midland Bank. Todo iba bien encaminado y, además, estábamos en contacto directo con el conseller de Turismo Iago Negueruela. Todo esto se truncó cuando el Gobierno británico no apoyó nuestra propuesta. El proceso se podría haber evitado, pero el primer ministro británico, Boris Johnson, truncó la operación canalizada desde Baleares" (Fluxá, a Preferente: “Lo importante es que se ha salvado Condor”).
Sr. Ensenyat; si hay que salvar a los trabajadores y no a los hoteles, ¿como se hace sin salvar a estos últimos? La diferencia entre los políticos y los trabajadores es que, pase lo que pase durante esta crisis, seguirán cobrando todos los meses. ¿Ayudarán los políticos con parte de sus bien pagados sueldos a sostener a los trabajadores?