Después de Europa, después de Marruecos, después de Egipto, casi a la par que China, Túnez anunció finalmente este lunes un severo recorte de las restricciones anti-Covid, aunque aún persistirán unas pocas medidas. (Parón de reservas a España mientras Grecia y Túnez se disparan)
El país magrebí perdió la oportunidad de tener turismo este verano pasado, pero finalmente ha concluido con unas restricciones que le tienen que permitir competir en el verano 2023.
Desde ahora, el certificado de vacunación no será exigible ni tampoco un test PCR negativo al entrar al país.
En cambio, como también ocurre en algún otro país ribereño del Mediterráneo –España entre ellos–, se mantiene la obligación de utilización de la mascarilla en varios lugares públicos, por supuesto el transporte entre ellos. Sigue recomendada su utilización en los lugares cerrados sin ventilación, aunque esto queda suficientemente ambiguo que se puede interpretar de cualquier forma.
El Gobierno dijo también otra obviedad: que se reserva el derecho a la reintroducción de algunas de las medidas levantadas, en el supuesto de que se produjera un repunte en el número de casos de virus.
Con buen criterio, el gobierno tunecino espera que en 2023 se produzca una mejora de la presencia de turismo en el destino, pero se pone como meta que 2024 sea realmente el año de la normalización completa. Túnez, así, habría perdido casi completamente las temporadas estivales de 2020 a 2022, tendría una cierta normalización en 2023 y recuperaría la totalidad de sus clientes en 2024. Tres años y medio perdidos.
Bien hecho!