Turquía: la moneda propicia otra temporada espectacular

La inflación de Turquía parece imparable. La extraña teoría de su presidente, Erdogan, de bajar los tipos de interés a medida que los precios suben, tiene como efecto que el dólar que valía 8 liras turcas hace un año, hoy vale 18. (Turquía celebra haber superado los ingresos turísticos de 2019)

El constante hundimiento de la moneda del país empobrece a sus residentes pero es un acicate para el turismo. Ya no sólo hay alemanes, sino que todo el mundo viaja a Turquía, incluidos los rusos, a quienes les quedan bien pocos lugares a los que ir. (Grecia y Turquía amenazan con arrebatar a España el turista energético)

Tales son los precios turcos para los visitantes que hasta los búlgaros y rumanos están viajando masivamente a su vecino y pasar una semana con muy buenos servicios por 550 euros, lo mismo que les costarían dos días en París.

Lógicamente, los turistas no ven los problemas macroeconómicos que sufre Turquía por la inflación. Pero ellos mismos, los turistas, son un atenuante del desplome económico.

En dólares, el gasto del turismo en Turquía ha subido un 27 por ciento, mucho más que en lo peor de la pandemia. Sin embargo, los 18 mil millones de dólares de gasto son inferiores a los 34 mil anteriores a 2019, probablemente en buena medida porque el gasto, con la inflación, se ha reducido en términos reales.

Tras la temporada de invierno, los precios hoteleros en liras subirán entre un 15 y un 25 por ciento en Antalya, una de las regiones turísticas líderes, en una desesperada lucha por alcanzar a la inflación.

Otro factor que no hay que minusvalorar del éxito cuantitativo de Turquía es el turismo ruso que sigue viajando al país, porque Erdogan no ha aplicado las restricciones de Occidente. Las tarjetas de crédito rusas son aceptadas normalmente.